11 días han pasado desde el ataque a la vivienda de un adulto mayor y su esposa, ubicada en Tranaquepe, comuna de Tirúa, junto a la laguna Butaco.

Todavía permanecen cortados los alambres de la cerca por la que habrían ingresado alrededor de seis desconocidos, en un hecho que dejó como saldo la muerte de Lemuel Fernández Toledo, quien habría formado parte del grupo de atacantes, siendo abatido por el dueño de casa tras fuego cruzado.

40 días para una investigación con carácter de secreta, lo que significa que ni los intervinientes tienen acceso a los detalles de la investigación, sin que se sepa de otros detenidos o involucrados en los hechos. La casa donde murió Lemuel Fernández es de color café, una propiedad que está ubicada al fondo del camino, en un terreno que está justo junto a la hermosa laguna Butaco.

No es una gran propiedad, ni menos una casa patronal, pero su definida arquitectura destaca de las de sus vecinos. Su dueño, quien realizó los disparos que terminaron con la vida de Fernández, dejó la zona y tanto su nombre como su ubicación se mantienen en reserva por motivos de seguridad. Un auto está en el patio, pero no hay nadie en el lugar. Ni siquiera custodia policial. En Tranaquepe, las cicatrices del conflicto se ven en todas partes.

Más allá de los sembradíos y la laguna, los paraderos están rayados con leyendas alusivas a las causas mapuches: Celestino Córdova, Camilo Catrillanca, WallMapu Libre, ¡Fuera!.

Tras la muerte de Lemuel Fernández, una bandera mapuche a media asta flamea hacia la carretera y los lienzos por momentos se multiplican en las entradas a las comunidades del sector más cercanas a la carretera. En una semana, y luego del ataque a la casa de Bustos, fueron seis los ataques incendiarios que afectaron a vehículos de transporte forestal y propiedades de particulares.

Captura | Canal 9 BBTV
Captura | Canal 9 BBTV

Las huellas y una investigación secreta

En Tranaquepe muchos hablan, pero pocos, nadie en realidad, lo hace de manera pública. Pero, de todas formas, cuentan que el propietario de la casa ayudó a levantar el proyecto de agua potable rural que estaba quebrado y que contó con su entusiasmo, como asesor, para levantarlo y consolidarlo.

De hecho, estaba involucrado también en apoyo a otro proyecto de agua para la zona de San Ramón. Días después conversamos con varios vecinos. Muchos lo conocen, pero aseguran que desde el ataque, a pesar de vivir cerca, ni siquiera han querido acercarse a la casa de su vecino porque “hay ojos vigilando ¿quién sabe?”, nos dicen en voz baja y mirando alrededor. Nadie quiere involucrarse.

De Lemuel Fernández Toledo, también hay huellas. El joven de 26 años, que murió en el sitio del suceso había estudiado en el Liceo Técnico Profesional Alonso de Ercilla de Cañete y era integrante de la Comunidad María Colipi, envuelta en un proceso que desde el entorno mapuche denominan como de “recuperación” de tierras.

Uno de sus excompañeros, lo recuerda como un joven “bueno, humilde, tranquilo”. Y agregan que siendo muy pequeño murió su padre, y mientras su mamá trabajaba fue criado por su abuela.

Laguna Butaco | Captura | Canal 9 BBTV
Laguna Butaco | Captura | Canal 9 BBTV

Una vez que se confirmó la identidad de Lemuel Fernández Toledo, varias organizaciones no tardaron en tildar su muerte como un “asesinato”, mientras en Santiago se registraron violentos incidentes tras una marcha convocada por organizaciones mapuches, que terminaron con una micro quemada.

Y es que más allá de los antecedentes expuestos por la Fiscalía y los hechos de una investigación que lo sitúa como parte de un grupo que intentó quemar una casa con sus propietarios dentro, en el entorno de medios digitales y organizaciones mapuches de “resistencia”, Fernández es otro “weichafe” o guerrero muerto por la causa.

Por ahora, la investigación, tanto del ataque, como la de su muerte, sigue caratulada, por 40 días, como “secreta”, sin detenidos, ni formalizados.