Cada febrero y por 50 años, el empresario Espir Aguad realizó un asado gigante para los habitantes de su querido litoral. Quienes lo conocieron aseguran que nunca será olvidada su generosidad en Tongoy.

Los habitantes de Tongoy se encuentran de duelo tras el fallecimiento del empresario textil, Espir Aguad Abusada (92), quien dejó de existir el domingo recién pasado.

Sus restos fueron sepultados en la capital, luego de una misa por su eterno descanso en la iglesia San Francisco de Sales de Vitacura.

Fue un hombre conocido por su cariño a la localidad de Tongoy y por el amor hacia su gente, a quienes agasajó durante 50 años con un asado gigante para toda la comunidad.

Era su manera de expresar su gratitud, lo que incluso le valió la categoría de celebridad en el balneario, pese a que jamás reveló los motivos para el agasajo.

Además de este recordado evento de verano, Aguad ayudó durante décadas a muchos habitantes de la comuna puerto, especialmente tras el tsunami de 2015.

Insignia para Tongoy

En conversación con El Día, su amigo Raúl Sanders, presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Tongoy, cuenta que lo conoció cuando atendía un carrito de alimentos, donde Aguad llegaba a tomar desayuno.

“Nosotros partimos hace 30 años con un stand de empanadas al comienzo de la Playa Grande y él venía a tomar desayuno con nosotros”, contó.

“Año a año se fue creando un lazo de amistad, porque él veraneaba con toda su familia en Tongoy, entonces fue nuestro cliente y después fue nuestro amigo”, rememora.

Sanders asegura que Tongoy siempre llevará la insignia de Espir Aguad.

“Él no nació aquí, pero para nosotros fue un miembro más de nuestra comunidad, siempre estuvo dispuesto a ayudar a quien lo necesitó”, destacó.

“La mejor muestra de eso es que cuando tuvimos el tsunami, llegó en silencio, ayudó a mucha gente e incluso en esa Navidad vino a ayudar al jardín infantil para darle una sonrisa a los niños, cuyos padres lo habían pasado mal y habían perdido sus cosas”, relata con emoción.

Esto es refrendado por Claudia González, residente del balneario, quien indica que siempre Espir Aguad estuvo abierto a apoyar, especialmente a los pescadores, a los jóvenes y a la comunidad.

El recordado asado masivo

Sobre el origen de esta tradición, su hijo, Fernando Aguad, señala a El Día que nunca reveló la razón.

“Algunos dicen que es porque se le murió un hijo o porque alguien hizo algo muy valioso por él, pero yo tengo mi propia versión y es un poco más simple”, relató.

“Nosotros empezamos yendo a Tongoy en 1962 y llegamos en carpa a la Playa Grande, cuando eran dunas y no había nada”, dice.

“Nos instalamos, estábamos casi solos, había carpas, entre paréntesis, hippies que se llamaban en ese tiempo y mi papá con esa personalidad generosa, sociable, terminaban todos comiendo en la carpa de nosotros”, rememora.

“Me acuerdo que un día hicimos un asado y en la noche tocaron guitarra, porque le gustaba compartir con la gente y yo creo que de ahí nace esto”, asegura Fernando.

“Nos enamoramos de Tongoy en ese año y de ahí en adelante siguió haciéndolo. Yo lo veo por ahí, aunque él nunca lo dijo y es una cosa que se la llevó para siempre”, agrega.

“Le gustaba a mi papá ser así, con sus misterios, con sus cosas medias mágicas”, concluye su hijo.

Espir Aguad era un hombre fuerte

Fernando Aguad define a su papá como un hombre fuerte. Expresa que pese a que le tocó enfrentar la muerte de tres hijos, nunca se le quitaron las ganas de vivir, siempre se levantó.

Dice que lo van a recordar como un gran hombre, que más allá de sus éxitos comerciales y éxitos en el deporte, ya que fue campeón sudamericano de natación.

“Dejó una huella en su paso por este mundo y eso es lo que vale, marcó a mucha gente y ayudó a muchos también, ese es el gran legado de él”, sentencia.

Sobre la posibilidad de continuar con la tradición de los asados, comenta que no lo tiene claro. Aunque reconoce que puede existir interés de parte de los nietos.