La acción legal, por el delito de apremios ilegítimos, da cuenta del actuar de funcionarios de Gendarmería de Chile en el caso de un interno de la cárcel de Colina II que terminó con uno de sus dedos cercenados. Golpes y haber instado que terceros golpearan a la víctima son parte de los detalles de la querella del organismo, la cual debe ser acogida a trámite, y que tiene como base el testimonio del recluso que perdió el dedo índice.
Este jueves el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) presentó una querella criminal por el delito de apremios ilegítimos en contra de funcionarios de Gendarmería de Chile que, según el escrito, habrían agredido e instado a terceros a agredir a un interno que terminó con un dedo cercenado al interior de la cárcel de Colina II.
Esta última situación, que además devela el uso de teléfonos celulares al interior de recintos penales, fue grabada por un tercero al momento que ocurrieron los hechos. En la acción legal, ingresada ante el Juzgado de Garantía de Colina, se detalla que el pasado 12 de diciembre, a eso de las 22:30, el interno de iniciales G.I.F.A. se “enfrascó” en una pelea con otro recluso en el primer piso del módulo 1 del recinto penal.
De acuerdo al relato de la víctima, que es la base de la acción legal, el presidiario con quien tuvo la disputa “había sido enviado por instrucciones de otro interno de mayor jerarquía carcelaria e influencia sobre otros privados de libertad, que habita en el tercer piso del módulo”, describe el libelo.
Al día siguiente, es decir, el 13 de diciembre, en la cuenta de internos de la mañana, llegaron “dos funcionarios de Gendarmería de Chile, uno de ellos identificado como Gendarme Moya, a la celda de la víctima y procede, uno de ellos, a golpearlo en la cabeza en dos ocasiones recriminando por la pelea en la que había estado envuelto el día anterior”, agrega la querella.
Acto seguido, de acuerdo al relato, el mismo funcionario lo “obligó a subir al tercer piso del módulo, por medio de golpes en las piernas y empujándolo hacia el interior del tercer piso, en donde se encontraba el interno de mayor jerarquía carcelaria involucrado en los hechos del día anterior”.
Si eso no fuera poco, el texto indica que luego de “empujarlo” hacia el módulo donde se encontraba este interno de mayor jerarquía, el funcionario de Gendarmería “procedió a cerrar la reja, dar aviso hacia el interior del módulo el ingreso de la víctima al sector y finalmente hacer abandono del lugar, dejando al otro Gendarme que lo acompañaba resguardando la reja de ingreso al módulo”.
Al interior del lugar fue recibido por al menos cinco sujetos que lo increparon por la pelea del día anterior y lo atacaron con armas cortopunzantes. Luego fue amordazado y obligado a poner su dedo índice en el borde de un balde para proceder a mutilarlo con un “puñal”. Esto le generó “la amputación total de dicho miembro”.
Las heridas fueron de tal consideración que no fue suficiente el traslado de G.I.F.A. a la enfermería de Colina 2, sino que debió ser trasladado al Hospital San José. En el recinto asistencial el recluso se entrevistó con una abogada del departamento de Promoción y Protección de los Derechos Humanos de la Dirección Nacional de Gendarmería de Chile, quien gestionó el traslado de G.I.F.A. a la cárcel de Rancagua, lugar en el que permanece actualmente.
Vea la querella:
