Los dos candidatos elegidos el miércoles por los diputados conservadores británicos de los cuales surgirá el próximo primer ministro, en reemplazo de Boris Johnson, tienen propuestas políticas diferentes en áreas claves.

La economía será un importante terreno de batalla entre el exministro de Finanzas Rishi Sunak y la ministra de Relaciones Exteriores Liz Truss. Pero no será el único.

Impuestos

Sunak quiere mantener las recientes subidas de impuestos en un intento por equilibrar las cuentas públicas tras el endeudamiento récord realizado para hacer frente a la pandemia del coronavirus.

Su prioridad es frenar la inflación, en su nivel más alto de los últimos 40 años, con un 9,4% interanual en junio, y calificó de irrealistas los planes de Truss en materia impositiva.

Ésta lo ha acusado de llevar al Reino Unido al borde de la recesión y prometió “empezar a recortar impuestos desde el primer día”, incluido el impuesto de sociedades.

También quiere revisar el mandato del Banco de Inglaterra para fijar los tipos de interés.

Coste de la vida

Como ministro de Finanzas, Sunak lanzó en mayo un paquete de 15 mil millones de libras (18 mil millones de dólares, 16.7 billones de pesos chilenos) para ayudar a los británicos a superar la peor crisis del coste de la vida en décadas.

Sin embargo, sus rivales lo califican de insuficiente, ya que los precios de la energía volverán a subir en octubre.

Truss prometió utilizar el crecimiento económico alimentado por sus prometidos recortes fiscales como la principal forma de abordar la crisis inflacionista.

Brexit

Truss apoyó la permanencia británica en la Unión Europea en el referéndum de 2016, antes de convertirse en una entusiasta defensora de las ventajas del Brexit.

Desde diciembre, ha dirigido las negociaciones con Bruselas sobre conflictivas cuestiones como el estatuto posbrexit de Irlanda del Norte.

Como ministra de Relaciones Exteriores está impulsando una nueva legislación que modificaría unilateralmente los compromisos del país con la UE tras el Brexit en relación a esa región británica, lo que Bruselas y sus detractores denuncian como una violación del derecho internacional.

Sunak, estrella emergente de los conservadores en 2016, se pronunció rápidamente a favor del Brexit, para desesperación de su entonces líder David Cameron.

Respalda las controvertidas propuestas sobre el “protocolo de Irlanda del Norte” y, como ministro de Finanzas, promovió los “puertos francos” en el Reino Unido como una forma de beneficiarse del Brexit.

Inmigración

Presionado para frenar las llegadas clandestinas de migrantes que cruzan el Canal de la Mancha desde Francia, el gobierno conservador ha impulsado un plan para enviar a los solicitantes de asilo a Ruanda, país africano a 6.500 km de Londres, para su reasentamiento.

Esta política, que se ha visto paralizada por acciones legales, cuenta con el apoyo de ambos candidatos. Truss la ha calificado de “completamente moral”.

Pero según filtraciones a la prensa, Sunak se había opuesto en el seno del gobierno por su elevado coste, de 120 millones de libras (143 millones de dólares, 133 mil millones de pesos chilenos).

Defensa

Sunak se ha negado a establecer “objetivos arbitrarios” sobre el gasto militar a raíz de la guerra de Ucrania, pero considera que el objetivo de la OTAN -que los Estados miembros gasten el 2,0% de su PIB en defensa- es un “suelo y no un techo”.

Quiere que el presupuesto de defensa británico aumente hasta el 2,5% del PIB “con el tiempo”. Truss ha sido más directa y esta semana se comprometió a gastar el 3,0% para 2030.

El clima

Sunak se ha comprometido a mantener los objetivos legalmente vinculantes del Reino Unido para alcanzar la neutralidad neta de carbono en 2050.

Mantendrá los “impuestos verdes” en las facturas de la energía, destinadas a ayudar al crecimiento del sector de las renovables.

Truss ha prometido suprimir esos gravámenes, pero dice estar comprometida con el objetivo de 2050.