Dos de cada tres franceses apoyan las protestas de los “chalecos amarillos” contra el incremento del precio de los carburantes, según dos encuestas publicadas este miércoles.

Además ocho de cada diez estiman que las medidas anunciadas por el presidente Emmanuel Macron para limitar el impacto de la subida prevista para el 1 de enero son “insuficientes”.

En total, 66% de los encuestados afirma estar de acuerdo con los “chalecos amarillos”, un movimiento popular contra el aumento del precio de los carburantes que agita Francia desde el 17 de noviembre, frente a 32% que se declara en contra.

Esta encuesta Opinion Way, realizada para LCI, RTL y Le Figaro, muestra un apoyo constante de los franceses a estas manifestaciones cuyo balance se eleva a dos muertos y cerca de 600 heridos en once días de protestas y bloqueos de carreteras.

Una encuesta Elabe para la cadena BFMTV publicada este miércoles muestra incluso que la popularidad de los “chalecos amarillos” crece entre la opinión pública.
En total, 75% de los encuestados (+5% en una semana) secunda o siente simpatía por el movimiento.

Asimismo, la mayoría de los encuestados considera que las medidas anunciadas el martes por Macron para intentar calmar la cólera de los manifestantes son insuficientes.

El mandatario francés anunció que el gobierno adaptará la fiscalidad de los carburantes al precio del barril del petróleo para limitar su impacto económico en caso de un incremento importante.

También dijo que lanzará una gran consulta nacional durante los tres próximos meses para elaborar una hoja de ruta para ayudar a Francia a pasar a una economía de bajas emisiones de carbono sin penalizar a las familias de bajos ingresos.

Sin embargo, el mandatario centrista se negó a dar marcha atrás en el aumento del impuesto a los carburantes, que entrará en vigor el próximo año, alegando que es una medida necesaria para luchar contra la contaminación y el calentamiento global.

Nuevas protestas

Aunque inicialmente se centró en un rechazo al aumento de la fiscalidad de los carburantes, el movimiento de los “chalecos amarillos” se ha extendido hasta convertirse en un movimiento contra la pérdida del poder adquisitivo, los impuestos considerados excesivos y las pensiones insuficientes.

Las violentas protestas del pasado fin de semana en los Campos Elíseos de París dieron la vuelta al mundo, con choques entre manifestantes y la policía, gases lacrimógenos, granadas sonoras y barricadas en llamas.

Dos portavoces del movimiento fueron recibidos el martes por la noche por el ministro de Transición Ecológica, François de Rugy, a pedido de Macron.
Pero uno de ellos, decepcionado por la respuesta del presidente, llamó a una nueva manifestación el sábado en la famosa avenida parisina.

“Los franceses no se han quedado convencidos para nada” con los anuncios de Macron, aseguró este representante.

En un intento por apaciguar otro frente, la ministra francesa de Ultramar Annick Girardin viajó este miércoles a La Reunión, donde las protestas de los “chalecos amarillos” han paralizado parcialmente esta isla paradisíaca en el océano Índico.

“Tienen razón de gritar su cólera, estoy aquí para escucharlos”, dijo la ministra que se reunió con unos 2.000 miembros del movimiento que bloquean una rotonda de la esta isla de un poco menos de un millón de habitantes.

Dijo ser consciente del “hartazgo general” y del “sufrimiento de la gente” pero les pidió “sentarse todos juntos a dialogar” para “encontrar una salida a esta crisis”.