Tras una sólida primera temporada, The Bad Batch regresa a las pantallas de Disney+ para continuar con las aventuras del 'lote defectuoso' de soldados clon en los tiempos en que su eficiente y honorable ejército se ve desmantelado poco a poco, para comenzar a reclutar soldados. Es decir, dejar de replicarlos. Todos sabemos cómo termina eso, con los icónicos "Stormtroopers" imperiales conocidos por su pésima puntería, encargándose la serie de relatar cómo se llegó a ese punto a causa de la mezquindad del nuevo régimen.

Desde los primeros capítulos enfocados en el ejército clónico de la República -posiblemente uno de los arcos argumentales más sólidos la serie-, Clone Wars comenzó a cuestionarse qué hacía a un soldado, el valor de la obediencia y el peso de la conciencia. Todas temáticas que, como es previsible, llegan a su clímax con la Orden 66, siendo abordadas sus consecuencias para los clones en The Bad Batch (“El lote malo”).

La serie, que este 4 de enero estrena su segunda temporada -a la cual BioBioChile tuvo acceso anticipado-, aborda la vida de un escuadrón de clones tras terminar la guerra que concluyó con la caída de la Orden Jedi y la “reorganización” de la República en el Imperio que antagoniza en las películas originales de la saga de George Lucas.

Así, en sus episodios se relata cómo el Imperio Galáctico descarta gradualmente las tropas del Gran Ejército de la República, reemplazándolos con los icónicamente ineptos “Stormtroopers”, mientras los clones luchan por encontrar un nuevo propósito en esta renovada Galaxia sin Separatistas y sin Jedi.

Sus protagonistas, Hunter -el líder, con sentidos aumentados-, Wrecker -el músculo-, Tech -el cerebro-, Echo -un clon común con implantes cibernéticos-, y el viejo camarada convertido en enemigo, Crosshair -el francotirador, con una puntería imposible-, son todos interpretados por Dee Bradley Baker, así como los demás clones del mercenario Jango Fett que aparecen a lo largo de la serie. A ellos se suma Omega, una pequeña clon del mismo origen que ellos, pero femenina.

Poster para la segunda temporada de Bad Batch.
Lucasarts | Disney+

El rasgo clave que les distingue del resto de sus “hermanos” es que, por haber sido modificados sus cuerpos ya sea a nivel genético o cibernético, no sintieron la obligación repentina de asesinar a todos los Jedi de la galaxia.

Como siempre, Baker demuestra un amplio rango interpretativo, distinguiendo con su voz a cada uno de los personajes que, en principio, son “la misma persona”. Incluyendo los invitados ilustres, como el Capitán Rex, o el ya anunciado Comandante Cody.

En esta nueva temporada, todos estos personajes se ven desarrollados y evolucionados, salvo tal vez por Hunter y Wrecker, que pese a tener papeles clave se siente como si pasaran a segundo plano. Sí se ven desafiados de formas no vistas en la anterior temporada, cuestionándose tanto sus lealtades como el propósito de este grupo de veteranos cuando ya no hay una guerra que luchar.

Asimismo, Bad Batch aprovecha de atajar hilos sueltos dejados por Clone Wars, y algunos bastante inesperados.

Capítulos que parecían no haber llevado a ningún lugar, aquí son retomados de una manera que recompensa a los fanáticos de siempre, sin ser realmente necesario haberlos visto para comprender la nueva historia.

La serie, y su nueva temporada, están sencillamente hechas para los fanáticos de la visión de Dave Filoni, quien desde Clone Wars ha estado construyendo su propia corriente dentro de la “galaxia muy, muy lejana”, llegando su influencia hasta series de “acción real” como The Mandalorian, Boba Fett, y la futura Ahsoka.