Joseph Stiglitz, el estadounidense Premio Nobel de Ciencias Económicas en 2001, decidió dar un giro a las verdades absolutas que habitualmente suelen predicar sus colegas.

En medio de la discusión que propone aumentar 22% el salario mínimo en España, para fijarlo en 900 euros, el exasesor de los presidentes Bill Clinton y José Luis Rodríguez Zapatero -y también execonomista jefe del Banco Mundial- decidió irrumpir en el debate.

Sobre todo para contradecir las estimaciones del Banco de España, el cual aseguró que el aumento del salario costará 150.000 empleos; y la Comisión Europea, que puso sobre la mesa una cifra más moderada de 70.000 puestos de trabajo.

El economista liberal respaldó el 22% de alza y aseguró que es un paso “largamente esperado”. En la misma línea, en entrevista con El País de España, remarcó que subir el sueldo tiene un impacto “insignificante o incluso positivo” sobre el empleo.

Para defender su postura citó estudios estadounidenses. “Allí, los datos son abrumadores. Y no se refieren a subidas del 22% como en España, sino incluso del 100%, como en Seattle”.

Un debate que se también se suele repetir en Chile cada vez que se discute la materia. De hecho, así fue en la última discusión en nuestro país en septiembre pasado, que dio paso a una extensa disputa entre Gobierno y oposición.

El Ejecutivo quería amarrar el alza hasta 2021, mientras los opositores hicieron retroceder la revisión a 2020.

Stiglitz atribuye las críticas a la decisión en España a una visión antigua basada en la presunción que el mercado de trabajo funciona como cualquier otro mercado: definido por la oferta y demanda. Una idea que el experto considera “una especie de creencia religiosa”.