Los resultados de una nueva investigación pronostican que, en el futuro, las aguas costeras polares tendrían mayores concentraciones de plomo a consecuencia del cambio climático.

Un reciente estudio analizó cómo los deshielos en las altas latitudes pueden provocar la liberación de sustancias tóxicas como el plomo (la que resulta altamenta tóxica incluso en bajas concentraciones) a las aguas y ecosistemas marinos.

Juan Höfer, investigador del Centro de Investigación en Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) y académico de la Escuela de Ciencias del Mar de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), participó en el análisis junto a los investigadores Jana Krause y Xunchi Zhu, integrantes de GEOMAR Helmholtz Centre for Ocean Research Kiel en Alemania.

Al estudiar las dinámicas de diversos metales en las aguas costeras polares mediante observaciones realizadas en el suroeste de Groenlandia y la península Antártica occidental, los investigadores notaron que el plomo se comportaba de forma distinta en comparación al resto de metales.

Aguas costeras polares tendrían mayores concentraciones de plomo

“El plomo era el único de los metales que no guardaba una relación con las entradas de agua dulce a estos sistemas costeros polares. Así que, tras investigar esta circunstancia en más detalle, nos dimos cuenta de que posiblemente las concentraciones de plomo más altas de los esperado guardaban relación con el aporte de sedimentos glaciares que al llegar al mar liberaban plomo al agua”, señala Höfer.

“Una serie de incubaciones de agua de mar con diferentes sedimentos glaciares demostraron que esta suposición era cierta, aunque las dinámicas son más complicadas de los esperado, pues estos sedimentos liberan gran cantidad de plomo al principio, pero unos días después parte del plomo liberado al agua de mar volvía a pegarse a la superficie de estas partículas de sedimento. No obstante, en general hay un aporte de plomo desde el sedimento glaciar hacia el agua de mar” explica el académico.

“Los glaciares presentan sedimentos en su interior y, por ejemplo, en su ciclo natural de avance y retroceso incorporan sedimentos de la roca sobre la que se asientan. Estos sedimentos, también llamados harina glaciar, son liberados cuando los glaciares se derriten“, continúa el investigador del Centro IDEAL.

Juan Höfer hace énfasis en que al vivir en un contexto de cambio climático, al ir derritiéndose los glaciares, se van liberando dichos sedimentos que se encontraban retenidos en el hielo, y en el caso de los glaciares que estén cerca del mar o que terminan en el mar, estos sedimentos alcanzan las aguas costeras.

“También es importante destacar que se está proponiendo el uso de estos sedimentos glaciares como fertilizante para aumentar la productividad de los océanos y así retirar CO2 de la atmósfera desde el océano por medio de la fotosíntesis, pero si bien aún hay muchas incógnitas sobre el posible efecto fertilizador, lo que está claro es que al añadirlos al océano estaremos liberando plomo a los ecosistemas marinos”, concluye el investigador.