Desde que comenzó la pandemia del coronavirus, las autoridades y los expertos han sido enfáticos en la recomendación de lavarse las manos con agua y jabón para prevenir contagios.

De hecho, los expertos llaman a que el proceso de lavado dure 30 segundos, tiempo que permitirá matar la mayoría de las bacterias y virus que existan en las manos.

Y es que el jabón diluido en agua, desde el punto de vista microbiológico, es mucho más poderoso de lo que podríamos pensar y todo gracias a su estructura híbrida.

Básicamente, un “virus es una nanopartícula autoensamblada en la que el eslabón más débil es la bicapa lipídica (grasa). El jabón disuelve la membrana grasa y el virus se desmorona como un castillo de naipes y muere, o más bien, deberíamos decir que se vuelve inactivo ya que los virus no están realmente vivos”, explicó a The Guardian Palli Thordarson, profesor de química de la Universidad New South Wales.

Según el experto, la mayoría de los virus se componen de tres bloques de construcción claves: ácido ribonucleico (ARN), proteínas y lípidos. Cuando una célula ha sido infectada por virus, produce muchos de estos bloques que se autoensamblan espontáneamente para formar el virus.

“Cuando una célula infectada muere, todos estos nuevos virus escapan y luego infectan otras células. Algunos terminan también en las vías respiratorias de los pulmones”, añaden.

De hecho, cuando tosemos o estornudamos, saltan pequeñas gotas de saliva con el virus, lo que sería uno de los principales formas de contagio del coronavirus, pues a pesar que se pueden secar rápidamente, el virus se mantiene vivo.

La situación se vuelve más compleja cuando una de esas gotitas cae en la piel, “pues las proteínas y ácidos grasos en las células muertas de la superficie interactúan con el virus”. Al llevarnos las manos contaminadas a la cara, los ojos, las fosas nasales o la boca, se genera un foco infeccioso casi inevitable.

Por suerte, los enlaces químicos que mantienen unido al virus no son muy fuertes, y la aparición de una gota de jabón mezclada con agua, “separas el virus, lo haces soluble en agua y se desintegra”.

El jabón contiene anfifílicos, que son sustancias similares a las grasas, que pueden ser estructuralmente similares a los lípidos en la membrana del virus. “Las moléculas de jabón ‘compiten’ con los lípidos en la membrana del virus. Así es más o menos cómo el jabón también elimina la suciedad normal de la piel”, aseguró. “Es casi como una palanca; comienza a separar todas las cosas”.

Finalmente, “cuando te enjuagas las manos, todos los microorganismos que han sido dañados, atrapados y matados por las moléculas de jabón son arrastrados por el agua”, explica un artículo del New York Times.

¿Alcohol gel o jabón y agua?

Aunque actúan de forma similar a nivel molecular, una sola gota de jabón es mucho más eficiente que los productos a base de alcohol, además de ser menos rudo con piel, ya que recomendación es que contengan al menos un 60% de etanol para ser realmente efectivos.

“Los desinfectantes con al menos el 60% de etanol actúan de manera similar, al derrotar a las bacterias y a los virus mediante la desestabilización de sus membranas lipídicas. Sin embargo, no pueden remover fácilmente los microorganismos de la piel”, asegura el mismo artículo.

“También hay virus que no dependen de membranas lipídicas para infectar las células, así como bacterias que protegen sus delicadas membranas con escudos resistentes de proteína y azúcares. Los ejemplos incluyen a las bacterias que pueden causar meningitis, neumonía, diarrea e infecciones de la piel, al virus de la hepatitis A, el de la polio, así como los rinovirus y los adenovirus (causantes frecuentes del resfriado común)”, añade y agrega que estos últimos sí pueden ser eliminados con una limpieza intensa con agua y jabón.

A pesar de esto, cuando no contamos con agua y jabón, el alcohol gel puede ser un buen respaldo.