En "Cowboy Carter", la cantante Beyoncé está de vuelta con el "acto 2" de su anterior álbum, "Renaissance" (2022).

Beyoncé, la indiscutida reina del pop actual, se coronó ahora como princesa del country en su nuevo álbum, que también es su primera incursión en este género.

Para la gesta, la artista se hizo acompañar de veteranos del género como Dolly Parton, con el fin de para adentrarse en un estilo que tradicionalmente le ha dado la espalda a la comunidad afroamericana.

‘Act II: Cowboy Carter’, el esperado “segundo acto” de su álbum ‘Renaissance’ estrenado en 2022, nos traslada a Houston, Texas, su tierra natal, y nos obliga a ponernos un sombrero de cowboy, levantarnos de la silla y escuchar atentamente este complejo ejercicio musical.

El octavo álbum de estudio de Queen B, que tiene una duración de una hora y 18 minutos para un total de 27 pistas, arranca precisamente así, con la pregunta “¿Can you hear me?” en la canción ‘Ameriican Requiem’, una especie de gospel a varias voces y que pone al oyente en aviso de lo que viene después.

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La respuesta se escucha alta y clara, una mezcla de géneros que van desde el country al pop, pasando por el flamenco, rap, trap y electro y que bebe de referentes clásicos y nuevos y busca rendir homenaje a tantas otras voces del mundo de la música.

No nos sorprenden los dos temas ’16 Carriages’ y ‘Texas Hold ‘Em’, que nos llegaron en mitad de la Super Bowl. El primero, a ritmo de espoleos y latigazos y con una visión intimista sobre unos duros inicios de la artista y todo el trabajo que le ha llevado hasta aquí.

‘Texas Hold ‘Em’, todo un éxito en TikTok e Instagram y que está acumulando todo tipo de récords desde su lanzamiento, contrasta con un ritmo vibrante y una capacidad adictiva, que nos hace querer “stick around ’round ’round” para ver qué más nos ofrece la reina del pop.

Carta de amor de Beyoncé a Dolly P

El homenaje a la leyenda del country Dolly Parton se hace evidente con ‘Dolly P’, un breve mensaje de la de Tennessee que precede a la versión de Beyoncé del clásico de 1973 ‘Jolene’, que, aunque se toma algunas licencias, respeta la esencia de este casi imposible ejercicio vocal.

La segunda más buscada en ‘II Most Wanted’ no es otra que Miley Cyrus, quien no paró de cosechar éxitos el año pasado gracias a ‘Flowers’ y que regresa al country con esta colaboración, un género que la vio nacer con sus inicios en Hannah Montana y las influencias de su padre, Billy Ray Cyrus, conocido cantante del género.

‘II Most Wanted’ es un himno y homenaje a los viajes por carretera, a ‘Thelma y Louise’ y a la juventud, donde Cyrus y Beyoncé te dejan con ganas de escuchar más después de sus cortos tres minutos.

Una colaboración menos anticipada en este género es la que se produce en ‘Levii’s Jeans’ con el rapero neoyorquino Post Malone y que resulta una de las más románticas del álbum, fácil de escuchar y fresca como un día de verano, además de un pequeño guiño a la propia Beyoncé con la letra “you’re my Renaissance”.

Beyoncé y una pequeña incursión flamenca

Sorprende también ‘Flamenco’, un tema que aunque no se aleja mucho del resto del disco, incorpora algunas palmas flamencas, una destacada guitarra española, algún quejío y habla sobre la necesidad de asentarse y saber pedir ayuda.

Además de versionar ‘Jolene’, Beyoncé también hace un pequeño tributo a The Beatles con ‘Blackbird’, que vio la luz en 1968 con sus cantos de pájaro y sus ritmos apacibles, y que la reina Bee hace aún más dulce entrelazando numerosas armonías vocales.

‘Ya ya’, presentada por la cantante afroamericana Linda Martell, supone, tal y como anticipa Martell, “una experiencia de escucha única” entremezclando varios géneros, además de ser una de las más bailables del álbum.

‘Protector’ nos traslada a un country más clásico y pausado y ‘My Rose’ nos recuerda a la época de Destiny’s Child, donde las armonizaciones ocupaban un lugar especial.

En el terreno del country más “duro” tenemos “Riverdance” que invita a eso mismo, a bailar, con su ritmo insaciable y que contrasta con ‘II Hand II Heaven’, que bebe tal vez más del electro, aunque produce el mismo efecto.

‘Tyrant’ se acerca más al trap y también lo hace ‘Sweet Honey Buckin’, en el que casi parece un ejercicio artístico por parte de Beyoncé de tocar tantos estilos como es posible no sólo en un álbum, sino en una única canción.

Beyoncé concluye esta incursión en el country con ‘Amen’, muy cercana al gospel, y donde la artista parece pedir “mercy” (misericordia) por la última hora y 18 minutos. Y se la vamos a dar porque con mayor o menor cercanía al género, Beyoncé ha vuelto a demostrar que no le tiene miedo a nada, ni siquiera a un estilo que tradicionalmente ha cerrado la puerta no sólo a la comunidad afroamericana, sino a las mujeres.

Si el mundo del country clásico dará la bienvenida a Beyoncé, es algo que todavía se desconoce. Tampoco si la artista ha venido para quedarse o si sólo quería darse un chapuzón en el mismo antes de regresar a aguas más conocidas y tranquilas, pero lo que está claro es que a este disco le espera una oleada de premios y posiblemente, una gira mundial parecida a la que vimos con ‘Renaissance’.