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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

En la conurbación de Cartagena-San Antonio, una ciudad de 150 mil habitantes, se acumulan problemas debido al abandono de Cartagena como balneario y la expansión del puerto de San Antonio. Cuatro mil familias ocupan terrenos en espera de expropiación, enfrentando una orden de desalojo. Frente a esta realidad, el Comité de Hábitat y Vivienda del Colegio de Arquitectos impulsó un proceso de diálogo y propuestas en la Bienal de Arquitectura 2025, donde organizaciones locales presentaron 77 propuestas para transformar la ciudad y sanar heridas socio-territoriales.

"Conscientes de tanta adversidad y en el espíritu de la lenta construcción del derecho a la ciudad, [...] un grupo de profesionales del Comité Hábitat y Vivienda del Colegio de Arquitectos decidimos acompañar un proceso de encuentro entre organizaciones ambientales, culturales, patrimoniales de Cartagena y San Antonio para que estas pudieran expresarse con gráficas y voz en la Bienal. [...] Lo maravilloso del caso es que la iniciativa tuvo broche de oro con la producción de una gran arpillera, en el rescate de una expresión artística tradicional para una creación colectiva de mujeres, combinando solidaridad, denuncia, memoria y sanación grupal para proponer otra forma de ciudad para todas y todos."

Cartagena-San Antonio

La conurbación de cuatro municipios del litoral central de Chile (Santo Domingo, San Antonio, Cartagena y Las Cruces-El Tabo) conforma una ciudad de unos 150 mil habitantes que aquí denominamos Cartagena-San Antonio. Es un espacio de “no habitar” donde se acumulan problemas de toda índole desde hace decenios.

Cartagena era el balneario de Santiago, con paseo costero, barrios de veraneo, tren de pasajeros, herencia de poetas y playas populares. Los desarrollos turísticos un poco más al norte dejaron a Cartagena en el olvido y en un estado de precarización progresiva.

San Antonio, desde los años 50 del siglo pasado, se ha convertido poco a poco en el puerto de mayor tonelaje del país; tiene buena conectividad con Santiago, pero depende de la lejana Valparaíso. La política de infraestructura del país planificó una extensión del puerto para convertirlo en el más grande de la costa pacífica de América Latina (antes de que se construyera Chancay en el Perú). El megaproyecto conlleva impactos ambientales que harán insostenibles los ecosistemas de este borde costero, y seguirá destrozando la ciudad entregada a los camiones (a diferencia de Chancay, ni siquiera se pensó en un túnel de carga).

Comité de Hábitat y Vivienda, Colegio de Arquitectos de Chile

Cuatro mil familias, 250 hectáreas

En esta ciudad, futura área metropolitana aún no reconocida, el ritmo de construcción de vivienda es lento y no corresponde al crecimiento de la importancia portuaria. Desde 2019, unas cuatro mil familias ocupan 250 hectáreas de terrenos en espera; es un asentamiento precario de baja densidad, consolidado a la vista y paciencia de los propietarios de esta tierra. Estos están interesados en una intervención del Estado – el valor de las expropiaciones se define a precio de mercado – y las familias instaladas tienen el mismo interés. Para presionar sobre la transacción, los propietarios recurrieron a la justicia aludiendo usurpación; los tribunales les dieron la razón. Hay orden de desalojo, con cobertura televisiva muy apreciada; una orden judicial que arriesga desacato, porque nadie logra resolver cómo sacar a 10 mil personas y dónde instalarlas.

Comité de Hábitat y Vivienda, Colegio de Arquitectos de Chile

Bienal de Arquitectura 2025

Conscientes de tanta adversidad y en el espíritu de la lenta construcción del derecho a la ciudad, teniendo además a mano la oportunidad de la Bienal de Arquitectura 2025, un grupo de profesionales del Comité Hábitat y Vivienda del Colegio de Arquitectos decidimos acompañar un proceso de encuentro entre organizaciones ambientales, culturales, patrimoniales de Cartagena y San Antonio para que estas pudieran expresarse con gráficas y voz en la Bienal.

El proceso de los encuentros ciudadanos locales resultó complejo y desafiante. Al combinar reuniones virtuales con sesiones en el territorio, un grupo de mujeres se dejó tentar por la oportunidad. En seis meses de trabajo colectivo, entre dudas e ideas, se alcanzó lo comprometido: según la tradición de Altazor, del poeta Huidobro, fueron siete láminas de gran formato y creatividad gráfica. En ellas expresan “el no habitar, como una herida socio territorial, deviene resistencia, el arte y la fuerza colectiva unirán nuestros fragmentos para crear ciudad”, con denuncias y setenta y siete propuestas.

Comité de Hábitat y Vivienda, Colegio de Arquitectos de Chile

Las palabras, ideas y propuestas vienen de varias organizaciones locales, entre las cuales: Cartagena Rural, Cartografía Mágica, Casa Ortiga, Colectivo de Historiadores, Comité Ambiental Comunal, Fundación por la Memoria, La Ciudadana de a pie, Ojos de Mar, Patio Ferreiro, Utopía Lab y Vivero Litoral Nativo.

Esta experiencia fue un atrevimiento para facilitar un espacio de creatividad colectiva entre organizaciones fragmentadas en un territorio herido y llevar propuestas de hacer ciudad a pesar de condiciones muy adversas a una bienal de arquitectura. Lo maravilloso del caso es que la iniciativa tuvo broche de oro. Fue la producción de una gran arpillera, en el rescate de una expresión artística tradicional para una creación colectiva de mujeres, combinando solidaridad, denuncia, memoria y sanación grupal para proponer otra forma de ciudad para todas y todos.

Arpillera, Comité de Hábitat y Vivienda, Colegio de Arquitectos de Chile

Preguntas

La pregunta, que ronda e ilumina la presencia de los habitantes de Cartagena y San Antonio con su propuesta en la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile, es precisamente por la ciudad y su puerto. Así lo relevó el debate de los cuatro comentarios que siguieron las presentaciones en el CEINA el sábado 27 de septiembre. Allí concurrieron Mónica Bustos de la FAU/U. de Chile; Vicente Burgos, Jefe de División de Desarrollo Urbano del Ministerio de Vivienda y Urbanismo; Luis Eduardo Bresciani de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica y Francisco Sabatini de la Universidad de Biobío.

Por una parte, hay una política portuaria, que define horizontes de desarrollo, canaliza recursos, articula empresas, entre otras concreciones de una planificación de décadas. Por la otra, no existe algo similar para la ciudad en su territorio. La ciudad carece de herramientas y perspectivas para definir su futuro, por lo que queda a merced de decisiones poco relacionadas con la ciudadanía local. ¿Cómo enfrentar esta brecha? En una relativa igualdad de condiciones que el puerto, ¿quién asume la ciudad, su gestión, su planificación, su futuro, para convertir una percepción de amenaza en oportunidades?

Todo queda por hacer para abrir espacios de diálogo y negociación entre estas organizaciones ciudadanas, el Estado, la empresa portuaria, la institucionalidad urbana y el rechazo a la violencia del desalojo.

Comité de Hábitat y Vivienda, Colegio de Arquitectos de Chile

Comité de Hábitat y Vivienda
Colegio de Arquitectos de Chile