Año 2013. El General Manuel Contreras, el Brigadier Miguel Krassnoff, el General Odlanier Mena, el Coronel Marcelo Moren Brito y el Brigadier Pedro Espinoza, un grupo de connotados criminales, están presos en un recinto privilegiado. Pero eso puede cambiar…

La dictadura tuvo miles de uniformados y civiles en sus organismos de represión. Detenciones ilegales, torturas -algunas inimaginables-, ejecutados y detenidos desaparecidos. Pero entre ellos hubo algunos que lograron una merecida y horrorosa notoriedad por las órdenes que dieron y/o por su brutalidad.

Centro de Cumplimiento Penitenciario Cordillera o Penal Cordillera

Creado el año 2004, se dijo que era una forma de ”descomprimir” Punta Peuco de condenados por violaciones a los Derechos Humanos. Así, este antiguo centro de vacaciones, ubicado en Peñalolén, fue adaptado para estos reos tan especiales.

El año 2013, antes de cumplirse los 40 años del golpe cívico militar, el Gobierno de Sebastián Piñera pidió un informe sobre el Penal Cordillera. Había 10 reclusos que implicaban la presencia de “29 gendarmes, un asistente social, 3 paramédicos y 2 cocineras” (El Mercurio, 4 de octubre de 2013).

Cinestación, Multiverso

El 10 de septiembre de 2013 se emitió una entrevista al General Manuel “Mamo” Contreras. Ésta, más el que se hicieran públicos los privilegios del que gozaban estos criminales (tv cable, teléfono, piscina, cancha de tenis, área para hacer asados), aceleró el traslado de los reos.

Penal Cordillera tenía cinco cabañas. En la primera estaba solo Manuel Contreras (Creador y director de la DINA, condenado a más de 500 años de prisión), Miguel Krassnoff (condenado a más de 1.000 años de prisión) estaba con Jorge del Río, Marcelo Moren Brito ( jefe de la Brigada Caupolicán y, después, de Villa Grimaldi) con José Octavio Zara Holger (condenado por el asesinato del General Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires), Pedro Espinoza (entre otros, condenado por el asesinato de Orlando Letelier y su secretaria en Washington) con Odlanier Mena (director de la CNI, sucesora de la DINA) y, en la última cabaña, César Manríquez, Hugo Salas Wenzel (Director de la CNI) y David Miranda. (Fuente de los detenidos y su ubicación en cabañas: Emol)

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Penal Cordillera

En la película, Felipe Carmona hace una ficción a partir de hechos reales. Así, los sitúa en una gran casona (no en cabañas) y reduce los 10 reos que había en esa fecha (2013) a el General Manuel Contreras, el Brigadier Miguel Krassnoff, el General Odlanier Mena, el Coronel Marcelo Moren Brito y el Brigadier Pedro Espinoza.

La película Penal Cordillera no toma una postura clara, no emite juicios, sentencias. Presenta 5 ancianos, uno de ellos con síntomas de demencia senil. Algunos de ellos requieren de apoyo para tomar sus medicamentos o para el aseo personal.

Sin embargo, poco a poco, en esa cotidianidad anodina -que podría ser la de muchos ancianos que pudieran tener los recursos para costearla-, van apareciendo, en general de manera indirecta, los lados oscuros de cada uno de los cinco reclusos.

Krassnoff es un obsesivo de los ejercicios, de los logros deportivos, de ciertos “valores”: “El ejercicio físico fortalece la moral. Fortalece el espíritu, fortalece el intelecto… (sic) la conciencia de la raza, de la identidad y, sobre todo, de quién es el enemigo.”

Odlanier Mena se dedica a hacer algunas reparaciones, como de un vehículo de juguete a control remoto, y a sus aves. A su aviario.

Así cada cual tiene su rutina. Donde rara vez aparecen sus crímenes. Por ejemplo, cuando hablan de sus abogados entre ellos:

“Esta es como una visita a un jardín infantil pero de torturadores. Lo importante es que estos viejos queden tranquilos…”

Junto a los detenidos, están los funcionarios de gendarmería. Con formación vertical, están acostumbrados a obedecer. Pero el Ejército está, por jerarquía e historia, sobre Gendarmería. Y un militar nunca deja de serlo. Entonces, el poder de mando y las órdenes de los superiores de Gendarmería y de los prisioneros entran en choque.

Así, tanto los reos como gendarmes viven en una burbuja surrealista, donde pareciera que estos ancianos no fueran criminales y sus custodios fueran sus sirvientes. Donde las afectividades son confusas, complejas, incluso peligrosas.

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Aportes

Penal Cordillera es una película que aborda temas complejos, sensibles, en especial para un país que no ha logrado abordar de manera adecuada un pasado cargado de violencias y abusos masivos de diversos tipos. Donde se siguen negando hechos y crímenes probados, independientes de las ideas políticas y valores de cada cual.

Es un aporte porque indaga en las diversas personalidades, posturas y creencias de sus protagonistas, abordadas desde la particular cotidianidad como de los eventos -políticos y públicos- a los que, desde el encierro, se ven expuestos. Penal Cordillera entrega personajes diversos, aunque tengan un pasado y un presente en común.

Además, Felipe Carmona se arriesga con escenas oníricas, con estéticas que remiten a los 70 y 80, pero también al cine mudo (al Húsar de la Muerte), donde la subjetividad tiene espacio y valor.

Otro aspecto destacado es el elenco, con buenas actuaciones. En general parejas.

Un buen filme para reflexionar, conversar, discutir y buscar llegar a consensos mínimos.

Penal Cordillera se estrenará en salas este 23 de noviembre.

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Penal Cordillera

Guion y dirección: Felipe Carmona Urrutia
Elenco: Hugo Medina (General Contreras), Bastián Bodenhöfer (Brigadier Krassnoff), Alejandro Trejo (General Mena), Mauricio Pesutic (Coronel Moren Brito), Óscar Hernández (Brigadier Espinoza), Daniel Alcaíno (Alcaide), Andrew Bargsted (gendarme Navarrete), Juan Carlos Maldonado (gendarme Galdames), Castro (Nicolás Zárate).
Montaje: Olivia Brenga
Fotografía: Mauro Veloso
Dirección de Arte: Francisca Correa
Música: Mariá Portugal
Producción: Omar Zúñiga y Dominga Sotomayor