Arturo Duclos, presidente de Crea Imagen, sociedad de gestión de derechos de autor, defiende la nueva propuesta constitucional que se votará este martes en el pleno de la Convención.

Este martes 5 de abril el pleno de la Convención Constitucional votará la norma sobre derechos de autor que regirá en la nueva carta magna, la cual define el campo de acción de los creadores locales sobre sus obras y usos.

En el debate local las aguas están divididas: mientras los gremios artísticos han respaldado el texto que vela por la protección de dicho derecho, otros artistas y gestores como Francisco Brugnoli, emblemático exdirector del Museo de Arte Contemporáneo, se han mostrado críticos sobre el mismo.

El artículo de la discordia es el siguiente: “Derecho a beneficiarse de los intereses morales y materiales. Todas las personas, individual y colectivamente, tienen derecho a beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales sobre las creaciones o producciones culturales, científicas, artísticas y otras relativas a los conocimientos en general, de las que sean autoras o intérpretes”.

“Estos derechos comprenden el aprovechamiento y el uso de la obra o interpretación, por un tiempo que no será inferior al de la vida del titular, así como el reconocimiento a la creación, divulgación e integridad de éstas, conforme a lo que establezca la ley”, añade el texto.

Arturo Duclos, presidente de Crea Imagen, sociedad de gestión de derechos de autor de artistas de imagen, defiende la nueva propuesta constitucional.

“Esta ha sido una discusión súper dura, porque hay muchos detractores de la ley de derechos de autor, y más bien de las sociedades que administran estos derechos, porque piensan que estas sociedades se enriquecen ilícitamente, y eso no es verdad”, comenta a BioBioChile.

“Hay autores que han escrito del bien común, de la propiedad común, pero acá estamos hablando de derechos que son inmateriales. En la legislación francesa, los derechos de autor son cuasi derechos. En la misma Convención están muy de acuerdo con respetar los derechos de propiedad, entonces es muy raro que justamente los artistas, los que más mal lo han pasado con la pandemia, promuevan esta visión de los bienes comunes quitándole a los que menos tienen”, añade.

Para Duclos, se trata de un “marco de protección” para los autores. “Hay mala información, mala leche y lobby de las transnacionales. Porque con esto ellos están festinando. Que los artistas puedan quedar desafectados de sus derechos y que las transnacionales de la comunicación puedan usarlos libremente, es algo que atenta a nivel global. El sistema universitario también ha sido el que más ha tenido resistencia sobre el pago de derechos, en vías de la investigación, pero la ley admite esas excepciones”, detalla.

(P): Desde tu punto de vista, ¿la postura de Francisco Brugnoli, expuesta en BioBioChile, es la misma que la del lobby contra esta norma constitucional?

(R): Sin duda que sí, porque él está desconociendo el bien privado del derecho de autor hacia un bien común, con una serie de evaluaciones bastante absurdas, porque él mismo se ha opuesto al derecho de autor y cuando fue director del Museo de Arte Contemporáneo se negó a pagar derechos de autor a muchos artistas. Hay malos entendidos, y más que un lobby de las transnacionales, hay un lobby de las universidades, que están atrapadas en ese sistema, porque se niegan a pagar derechos de autor. Una cosa es la cita y otra es el uso de contenido bajo parámetros de comercialización.

(P): ¿Hay universidades que se niegan a pagar derechos de autor en Chile? ¿Cuáles?

(R): Algunas están en conversaciones y están entendiendo lo que significa esto… No estoy diciendo que todas no lo hacen, pero algunas se resisten a ello. Más que nada las universidades públicas, por eso Brugnoli destaca el interés de lo público, porque él viene de la Universidad de Chile y todavía está vinculado ahí.

(P): Vista desde afuera, se puede entender que su postura va en contra de la labor divulgadora de las universidades. ¿Está consciente de esa perspectiva?

(R): Estoy consciente de eso, pero una cosa es la divulgación y otra es hacer la divulgación sin la autorización de los autores, eso es muy distinto. Muchas universidades se arrogan el derecho de hacer divulgación, pero sin consultar por los derechos y para qué hablar de adquirirlos. Ellos creen que están por encima de las personas, y de hecho hay juicios en curso contra universidades del Estado por lo mismo. Ellos están haciendo uso de estos contenidos en un sistema donde si bien no hay lucro, sí hay pagos.

(P): De aprobarse esta norma, ¿habrían cambios concretos en la realidad que enfrentan hoy los artistas locales frente a sus derechos de autor?

(R): Grandes cambios no van a haber, lo que se está haciendo es reafirmar este derecho. Lo que sí, es que sin duda hay algunas ambigüedades, como el tema de la duración de estos derechos a nivel hereditario. Aquí en Chile son 70 años después de la muerte de un autor; luego pasan al dominio público. Lo que se pretende hacer es acelerar un proceso que de alguna manera habían sido logros de los artistas durante todo el siglo 20. Es como si hoy día a los trabajadores franceses les bajaran las vacaciones, después de todos los logros que tuvieron desde el año 68 en adelante.