Jaime Galté es una figura de culto en la historia de Chile. Como abogado, académico, masón (miembro de la Gran Logia) y uno de los médium más reconocidos del país, inscribió su nombre en algunos de los episodios más enigmáticos que se recuerden. Asesoró a presidentes de la República como Salvador Allende y Carlos Ibáñez del Campo, practicó espiritismo, y sobre todo, se caracterizó por ayudar desinteresadamente a “sus pacientes”.

Ayer, en el programa “Chile Oculto” del escritor Jorge Baradit en Chilevisión, se dio a conocer un episodio desconocido por muchos: la conexión entre Galté y la actual presidenta de Chile, Michelle Bachelet. La historia se cuenta en el libro “Jaime Galté“, una biografía del doctor en Estudios Latinoamericanos Sergio Salinas, quien conversó con La Radio en noviembre pasado sobre uno de los “dones” más llamativos del médium: la posibilidad de encarnarse en personas ya fallecidas, como el connotado médico suizo-alemás Eric Halfanne, fallecido en Bolivia a principios del siglo XX.

“Era tanto el adelanto que mostraba Jaime al encarnarse en el médico austroalemán Eric Halfanne que algunas de sus recetas fueron estudiadas en Francia. También atendió a numerosas familias, entre ellas la hermana de Alberto Bachelet, la tía de la presidenta (Liliana Bachelet), que tenía una grave enfermedad. Él le hizo una receta y le permitió vivir unos años más. Él nunca cobró por esas recetas que daba, lo hacia desinteresadamente”, contó el autor.

La historia la recordó la mandataria en Chilevisión. “Era una glomerulonefritis aguda, que hoy día se tratan con antibióticos y en esa época no existía la penicilina, porque la penicilina se desarrolla posterior a eso. Probablemente los médicos le dijeron: ‘No hay nada que hacer’, y ellos buscan encontrar una solución a través de este médico que es Jaime Galté”, explicó.

Bachelet en "Chile Oculto" | Chilevisión
Bachelet en “Chile Oculto” | Chilevisión

De acuerdo a su relato, Liliana tenía 14 años cuando la familia acudió a Galté. Halfanne era el médico de Liliana, y este a través de Galté le recetó una sulfa, toda una apuesta para la medicina de la época; en Chile, por ejemplo, no existían.

“Todo esto son leyendas familiares. No sé si les gustaba hacer espiritismo, de distintos tipos, para contactarse a lo mejor con seres queridos que no estaban. Pero sé que eran muy cercanos y que había mucho acercamiento social y eso que parece que él no era una persona excesivamente sociable, era más bien retraído“, contó Bachelet.

El desenlace de la historia fue trágico: pese a los esfuerzos, Liliana no pudo sanarse, y falleció por una insuficiencia renal.