La Garcinia cambogia es el componente vital de una gran cantidad de productos que prometen hacer milagros con el peso y ayudar a adelgazar en cuestión de semanas. Se comercializa en cápsulas y extractos que suelen ser vendidos a través de internet y en algunas farmacias naturistas. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro.
Según consigna la revista Women’s Health, la garnicia en si es una fruta tropical deliciosa que se cultiva en Indonesia y a la que también se le da el nombre de tamarindo. La Universidad de Purdue, en tanto, asegura que es rica en calcio, fósforo, hierro, entre otras cosas.
Sin embargo, la Garcinia contiene un compuesto llamado ácido hidroxicítrico (HCA), que sus vendedores afirman que disminuye el apetito y evita que el cuerpo almacene alimentos en forma de grasa. La parte compleja es que al ser un suplemento y no una droga, su revisión de efectividad y seguridad no están regulados por las entidades necesarias como la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU (FDA).
Esto implica que son los fabricantes quienes deciden la cantidad de Garcinia que agregarle a las píldoras, como también qué otros ingredientes sumarles, cuya mezcla pueden terminar por afectar la salud del consumidor.
“La mayoría de las marcas de éstas píldoras (…) han fracasado en las pruebas de laboratorios de cantidad y calidad. Además, no se han realizado grandes ensayos que comparen la Garcinia con placebos u otros suplementos. Probablemente nunca habrá datos objetivos sobre ella”, aseguró a la revista norteamericana Sue Decotiis, doctora en medicina y experta en perdida de peso.
En efecto, los pocos ensayos clínicos realizados en humanos no han reportado diferencias significativas entre quienes han probado el producto y quienes no.
Esto fue confirmado en 2011 en el Journal of Obesity, donde se publicó uno de los escasos estudios realizados al producto. En él se aseguró que los efectos de perdida de peso eran a corto plazo, y no muy importantes, por lo que su uso sigue siendo cuestionable por la comunidad científica.
