Una de las consecuencias de la agitada y competitiva vida actual es el estrés, que afecta a gran parte de la población, de forma permanente o esporádica. Pero muchas veces este estado se confunde con la depresión, que aunque parece ser algo lejano, en realidad hay más relación entre ambas condiciones de lo que creemos.
En una columna publicada en el portal de psicología Psychology Today, la terapeuta y académica de Columbia University en Estados Unidos, Erin Olivo señala que “el estrés puede convertirse rápidamente en un problema cuando se instala y comienza a causar desgaste en tu cuerpo y tu estado mental en general. De hecho, si el estrés no se maneja bien puede conducir a una depresión”.
“El estrés crónico conduce a cambios físicos en el cerebro y el cuerpo, cambios en la forma en que estás pensando, y en última instancia produce cambios en la forma en que estás comportando”, explica la profesional.
En este sentido, ella explica que las personas estresadas son más propensas a involucrarse en comportamientos inútiles y poco saludables como comer en exceso, fumar, beber, y abandonar actividades importantes como el ejercicio y la socialización. “Y todo esto puede aumentar la probabilidad de que el estrés se convierta en depresión”, comenta.
“Entonces, ¿cómo puedes saber si estás estresado o estás sufriendo de depresión? Esencialmente, la respuesta está en la gravedad y la duración de los síntomas”, especifica Erin.
En general, se suele asociar el estar estresado con sentirse abrumado o bajo presión. “Creo que el término ‘estresado’ es una generalización que usamos para realmente decir que estamos teniendo dificultades para hacer frente a emociones perturbadoras, como el miedo o la tristeza”, comenta la especialista.
“Estos sentimientos pueden durar un par de días. Sin embargo, cuando no manejas estas emociones en forma efectiva este episodio aislado de sentirte abrumado se puede transformar en un estado de ánimo crónico que se vuelve más severo y dura más tiempo. Eso pasa cuando el estrés se convierte en depresión“, explica Olivo.
La experta señala que la depresión es más que un estado transitorio de mal humor o pena. Si has estado sintiendo algunos de los siguientes síntomas durante dos semanas o más, podrías estar sufriendo de depresión:
- Te sientes triste y sin esperanza.
- Sientes que te falta energía, entusiasmo y motivación.
- Te alejas de las personas.
- Tienes problemas para tomar decisiones.
- Te sientes inquieto, agitado e irritable.
- Comes menos o más de lo habitual.
- Duermes menos o más de lo habitual.
- Tienes problemas con la concentración y la memoria.
- Te sientes mal contigo mismo o tienes sentimiento de culpabilidad.
- Tienes sensación de ira y rabia.
- Tienes sensación de que no puedes superar las dificultades en su vida.
- Tienes dificultad para funcionar en tu vida personal.
- Tienes síntomas físicos crónicos (tales como problemas de dolor o de estómago).
- Tienes pensamientos de muerte o suicidio.
La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes y tratables, pero la mayoría de la gente no puede manejarla solo.
“Si tú o un ser querido está sufriendo de depresión, es importante que busques ayuda profesional. Pregúntale a tu médico general para que te ayude a encontrar un profesional de salud mental adecuado”, comenta Erin, quien señala que “si estás deprimido puedes sentir que es increíblemente difícil tomar alguna acción y hacer algo sentirte mejor. La clave es empezar por dar pequeños pasos”.