Una nueva misiva escribió el obispo de Osorno, Juan Barros, en la que reitera no tener vínculos con el sacerdote Fernando Karadima, acusado de abusos sexuales.
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Las palabras del cuestionado obispo, escritas el pasado 22 de octubre, fueron leídas durante este fin de semana durante la celebración de misas en Osorno.
“Les expreso una vez más con plena convicción mi total rechazo a los hechos que han conducido a la Iglesia a adoptar las fuertes sanciones respecto del sacerdote Fernando Karadima. Poniendo por testigo a Dios, reitero que jamás tuve conocimiento ni imaginé nunca de aquellos repudiables abusos que cometió“, sostuvo en la carta titulada “Qué haría Cristo en mi lugar”.
Además enfatizó su rechazo a los hechos por los que hoy se acusa al ex Párroco de El Bosque, explicando que nunca estuvo vinculado al caso. “No he aprobado ni participado en aquellos hechos gravemente deshonestos… En los años en que las víctimas denunciantes acudían a esa parroquia, yo vivía y trabajaba en otros lugares e iba allí solo en determinadas ocasiones”.
“Reitero mi gran dolor por quienes han sido víctimas de los delitos del mencionado sacerdote (…) He pedido que me disculpen por si por mis limitaciones no he sabido expresar bien mi posición”, dijo.
Una víctima más
En la carta el obispo Juan Barros manifestó que él también se vio afectado por este caso y se refirió a las reiteradas ocasiones en las que ha sido blanco de manifestaciones. “Me siento en algún grado una víctima más, pues me he visto injustamente envuelto, faltándose gravemente a la verdad”, sentenció.
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A esto agregó que “no se puede aceptar ni justificar que se lleguen a actos de violencia verbal y física y menos en momentos tan sagrados como es la celebración de la santa misa; que se interrumpa o utilice por parte de algunas personas incluso el momento de sagrada comunión para increparme… todo ello resulta más grave e incomprensible cuando quien actúa así dice ser cristiano y católico”.
Entre otros puntos, una de sus conclusiones es que “toda la verdad finalmente prevalecerá, la misericordia del Señor es más grande que nuestros pecados y a todos nos llama cada vez más a la conversión. Los invito a que oremos unos por otros, y gastemos nuestras fuerzas en buscar y hacer crecer aquello que nos une”.