Un error común a la hora de empezar una dieta es suprimir completamente las grasas de nuestra alimentación. Esta creencia es cada vez más habitual y calificada como aceptable por algunos regímenes que se centran en desintoxicar el cuerpo.

La grasa, tantas veces odiada por quienes desean bajar de peso, es esencial para nuestro organismo, “no se puede vivir sin ella, este nutriente es necesario para nuestro cuerpo debido a que participa en múltiples funciones orgánicas. Por ejemplo, los lípidos son necesarios para el correcto funcionamiento del sistema nervioso, la piel y el aparato cardiovascular”, asegura Ingrid Bravo, Nutricionista de la Universidad San Sebastián con mención en Gestión Alimentaria.

Menos es más

Lo negativo para nuestra salud, es comer cantidades excesivas de ciertos tipos de grasas, siendo fundamental el control de las comidas.

“No es bueno eliminar radicalmente las grasas de la dieta. Teniendo en cuenta que los distintos tipos y cantidades de grasas presentes en los alimentos pueden controlar las incluidas en la alimentación diaria; ya que, por ejemplo, el pescado tiene grasa pero de la llamada ‘buena’”, argumenta.

Michael Stern (CC) Flickr

Michael Stern (CC) Flickr

Las grasas nos ayudan a intervenir en distintas funciones de nuestro organismo, si las dejamos de lado o simplemente las eliminamos de nuestra alimentación – aunque sea por un acotado período de tiempo – nos podría traer consecuencias, con un consiguiente desequilibrio en el cuerpo. Más aún, cuando ellas nos aportan energía para nuestras actividades diarias, “un déficit energético coloca a la persona en un estado menos receptivo y activo, afectando a nuestro humor”.

El temido “efecto rebote”

Es habitual que cuando una persona se somete a un estricto método de alimentación, suprimiendo grasas y comidas, al conseguir el peso deseado viene el temido “efecto rebote”, ya que retoma su antiguo estilo de vida. Por eso es esencial el cambio de mentalidad con respecto a nuestra alimentación.

“Lo importante no es morir de hambre, sino tener una alimentación adecuada y saludable modificando algunos hábitos alimentarios. Es un proceso lento, pero es mejor ser paciente a perder muchos kilos en un mes para el próximo subir todo lo que perdimos”, aclara Ingrid Bravo.

La nutricionista realza la trascendencia que significa una alimentación saludable para mantener el peso deseado. No hay fórmulas mágicas, sino pequeños cambios de actitud y hábitos. Aquí nos entrega algunos consejos para incorporarlos en nuestra vida diaria.

1. Es importante establecer un horario de alimentación. Nunca olvidar tomar desayuno y no trascurrir muchas horas sin comer. Lo saludable es comer cada tres a cuatro horas en cantidades más pequeñas de lo que estamos acostumbrados.

2. Es importante consumir un litro y medio a dos litros de agua al día aproximadamente.

3. Masticar lentamente los que comemos para obtener saciedad. Además, no debemos saltarnos ninguna comida y enfocarnos en lo que hacemos; por ejemplo, comer siempre sentados y en un ambiente agradable.

4. Por último, debemos consumir al menos tres frutas y dos ensaladas al día agregándole una cucharadita de aceite de oliva, canola o maravilla.