Desde abril de 1941 a octubre 1944, las fuerzas del Eje, principalmente nazis y fascistas, se mantuvieron en ocupación de territorio griego. Durante esos años de desatada guerra, las fuerzas alemanas impusieron su régimen de sometimiento, exterminio y ahogo económico, sumiendo al país helénico en una profunda crisis social que repercute hasta la actualidad.

Por lo menos así lo señalan las autoridades políticas de Atenas, militantes de la coalición Syriza, tachada como de extrema izquierda por los estados de la Eurozona.

Su líder y primer ministro, Alexis Tsipras, incluso antes de alzarse como como candidato, enarboló la bandera de la necesaria reparación alemana; una con tintes históricos y, sobre todo, económicos, pues recuerda que en el trance de la Segunda Guerra Mundial el hitlerismo obligó a Grecia a prestarle una alta suma de dinero.

“Hay una obligación moral para con nuestro pueblo, la historia y todos los pueblos europeos que han luchado y han dado su sangre contra el nazismo, una obligación histórica” de reclamar a Alemania “indemnizaciones de guerra y el reembolso del préstamo obligatorio” que los nazis impusieron a Grecia y nunca fue devuelto, dijo Tsipras ante el Parlamento griego en su primer discurso político, el 8 de febrero.

Como ya no se trata de un simple mensaje, sino más bien de una exigencia formal, Alemania se vio forzada a responder, en un asunto que no le es ajeno.

Al día siguiente, el ministro alemán de Economía, Sigmar Gabriel, rechazó la petición de indemnización de guerra, asegurando que la cuestión se zanjó definitivamente hace 25 años.

“Todos estos asuntos se solucionaron jurídicamente con el Tratado Dos más Cuatro”, firmado en 1990 en Moscú entre las dos Alemanias y los aliados, que renunciaron a sus derechos sobre los vencidos en 1945, tratado que Grecia aprobó, insistió Gabriel.

Pero Tsipras no cesa y afirma que su convocatoria tiene asidero en la historia.

Las cifras de la ocupación y la deuda griega

En su mismo discurso del 8 de febrero, Tsipras precisó los números. El monto total del préstamo que los nazis tomaron desde las arcas fiscales griegas, y que no fue recompuesto, sería de 162.000 millones de euros.

En relación a la deuda griega, que ha obligado a extremar medidas de salvataje a costa también de otras formas de morosidad -y austeridad, cuyos principales detractores son los militantes de Syriza en el gobierno-, dicho número equivaldría a la mitad del déficit heleno, que sobrepasa los 300.000 millones de euros y asciende al 175% de su Producto Interno Bruto (PIB).

AFP

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En contrapartida, Alemania ha dicho ya en reiteradas ocasiones que se niega a pagar ese dinero a Grecia, argumentando que la reivindicación carece de base jurídica y que 70 años después de la Segunda Guerra Mundial ya ha perdido su legitimidad.

Pero en Grecia hoy muchos exaltan la memoria. La ocupación nazi empezó en 1941 y fue una de las más brutales de Europa.

Los nazis explotaron y saquearon todos los recursos de Grecia y forzaron al banco central griego a otorgar un crédito de 476 millones de reichsmarks que nunca fue devuelto.

En un informe de 2012, la cámara de diputados alemana, el Bundestag, evaluó ese crédito en 8.250 millones de dólares. Grecia lo evalúa por su parte en 11.000 millones de dólares, según un informe confidencial entregado al ministerio de Finanzas y desvelado por el periódico To Vima.

Tras la capitulación alemana, la prioridad de los estadounidenses en Grecia era su lucha contra los comunistas por lo que pidieron a los griegos, en plena guerra civil y que se beneficiaron del plan Marshall, que dejaran de lado sus reivindicaciones hasta firmar un tratado de paz.

Pero tras la guerra, Alemania empezó su reconstrucción y no pagó prácticamente nada a sus antiguos enemigos. “Es evidente que esto contribuyó masivamente al milagro económico alemán”, según una nota de análisis de la financiera internacional neerlandesa Rabobank.

“Alemania ha sido el país que menos ha pagado sus deudas durante el siglo XX”, recuerda el profesor de historia económica Albrecht Ritschl en una entrevista publicada por Der Spiegel en 2011.

En 1990, poco antes de la reunificación, las dos Alemanias firmaron el llamado “tratado 2+4″ con los aliados. Aunque en sentido estricto no fue un tratado de paz, Berlín consideró que ponía punto y final a la cuestión de las reparaciones de guerra.

Desde hace décadas, el griego Manolis Glezos, un símbolo de la resistencia contra los nazis, quiere que Alemania pague sus deudas. Esta cuestión tiene “una dimensión política y moral”, asegura este hombre de 92 años, que cuando tenía 18 descolgó la bandera nazi que ondeaba en la Acrópolis.

El año pasado, el presidente griego Carolos Papoulias, que también fue un resistente, aprovechó una visita a su homólogo alemán Joachim Gauck para pedirle la apertura de negociaciones sobre la cuestión.

Sin embargo Gauck le recordó que “la vía legal está cerrada” y pidió perdón a los griegos por la violencia de los nazis en Grecia, las primeras disculpas de este tipo desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.