El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que haría votar a cualquier precio un controvertido proyecto de ley que refuerza el carácter “judío” de Israel, un intento de hacer virar a la derecha su coalición gubernamental ante una ruptura anunciada, según los medios de comunicación.

“Presentaremos el domingo el proyecto de ‘Ley sobre la Nación’ al gobierno. (…) Esta ley debe aprobarse”, declaró el lunes Netanyahu, un día después del aplazamiento del voto.

Según este proyecto, las Leyes Fundamentales, que ejercen oficiosamente de Constitución, ya no definirían Israel como un Estado “judío y democrático”, sino como “el Estado nacional del pueblo judío”.

Para algunos, se trata de una institucionalización de la discriminación contra la minoría árabe israelí.

Para el jefe de gobierno israelí, no obstante, es una respuesta “a todos aquellos que dudan del derecho de los judíos a un Estado-Nación propio”.

Este proyecto de ley divide a los miembros de la coalición gubernamental, con problemas internos desde hace meses.

“Sin esta ley, adiós a la coalición”, amenazó el lunes el ministro de Economía, Naftali Bennett, del partido nacionalista religioso y favorable a la colonización Hogar Judío.

Los ministros de centro se preocupan, por su parte, por el carácter “peligroso” y “antidemocrático” del proyecto. La ministra de justicia, Tsipi Livni (HaTnoua), consiguió incluso aplazar su votación, prevista el domingo.

Según los analistas, Netanyahu busca con esta ley un doble objetivo: o bien desplazar hacia la derecha del tablero político a su coalición para mantenerse en el cargo, o bien arañar algunos votos a sus adversarios en unas eventuales elecciones anticipadas, si su coalición se rompe.

Los responsables del Likud, partido al que pertenece Netanyahu, afirmaron al diario Maariv que “en las circunstancias actuales”, el actual primer ministros sólo obtendría 18 escaños de los 120 del parlamento, lo que le dificultaría continuar en el cargo.

Para la prensa, este controvertido proyecto sería una manera para el jefe de gobierno de entrar oficiosamente en campaña.

“Cuando se avecinan unas elecciones, él [Netanyahu] siente la necesidad irreprimible (…) de dirigirse a los elementos más extremistas de su electorado”, según el rotativo Yediot Aharonot.