Dos conocidas criminales brasileñas se casaron en una cárcel de Sao Paulo, donde -con un final feliz digno de telenovela- una de las dos renunció a la libertad condicional para vivir con su compañera.
La prensa brasileña se apasionó el miércoles por el idilio de estas dos célebres presas de 30 y 31 años, cuyos crímenes dejaron en estado de choque al país.
Suzane Von Richthofen tenía apenas 18 años cuando fue condenada, en 2002, a 39 años de cárcel por haber planificado fríamente el asesinato de sus padres, un ingeniero y una psiquiatra, en su lujosa mansión.
Los padres se oponían a la relación de su hija con un joven, porque este no quería estudiar ni trabajar. Ella convenció al chico y al hermano de este para que mataran a los padres, en su habitación, a golpes de barra de hierro.
Von Richtofen ha renunciado a la posibilidad de acceder a un régimen de libertad condicional para compartir su nueva vida de casada con Sandra Regina Gomes, en el “pabellón de las esposas” de la prisión de Tremembé de Sao Paulo, reservado a detenidas que se casan entre ellas.
Sandra Regina Gomes purga una pena de 27 años de cárcel por haber participado del secuestro de un menor, que acabó siendo asesinado de un tiro en la cabeza.
Las dos presas se conocieron en la fábrica de ropa de la prisión, donde Suzane, convertida a la Iglesia Evangélica, ocupa un puesto de jefe y recibe una pequeña remuneración.
Este amor puso fin a la relación de Sandra con otra presa y conocida asesina, Elize Matsunaga, de 32 años, que en junio de 2012 mató y descuartizó a su marido, el industrial Kitano Matsunaga.
La Corte Suprema reconoce los derechos de las parejas del mismo sexo. Un proyecto de ley de legalización del matrimonio homosexual está bloqueado desde 2006 en el Congreso.