Los manifestantes prodemocracia se enfrentaron a la policía este martes en Hong Kong, como parte de su estrategia de bloquear la ciudad para obtener elecciones de sufragio universal, lo que acabó con varias detenciones.

Centenares de policías, con cascos y escudos antidisturbios, utilizaron gases lacrimógenos y gas pimienta para disolver a grupos de jóvenes que habían erigido barricadas en un túnel y una gran avenida de la ciudad para intentar entorpecer su paso.

La policía detuvo a decenas de manifestantes, comprobó un periodista de la AFP, y recuperó el control de un importante cruce viario de la excolonia.

Hubo algunos manifestantes golpeados, y heridos en ambos bandos, constató la AFP.

Periodistas también fueron agredidos por las fuerzas policiales. Uno de ellos, Daniel Cheng, el reportero de un portal digital, fue liberado con cortes y contusiones tras comprobar las fuerzas policiales su identidad.

Los jóvenes militantes dijeron a la AFP que habían decidido ocupar esa estratégica avenida después de que la policía consiguiera echar a los que protestaban en otra arteria de la ciudad.

“Hemos decidido tomar esa avenida en represalia”, declaró Jeff Wong, de 30 años. “El gobierno rechaza hablar con nosotros, así que vamos a continuar ocupando las calles hasta que obtengamos un verdadero diálogo” añadió.

Los manifestantes empezaron a colocar barreras metálicas, bloqueando el tráfico en esa vía, que va de este a oeste, bordeando varios edificios gubernamentales, hasta que se produjo la intervención de las fuerzas de seguridad.

Los manifestantes, que desafían la tutela china, exigen elegir libremente al próximo jefe del ejecutivo de Hong Kong en las elecciones de 2017, demanda a la que se opone Pekín, ante el temor de que el contagio reivindicativo se extienda a otros territorios conflictivos.

Hartazgo entre los habitantes de Hong Kong

El bloqueo de las calles epicentro de la protesta ha perturbado gravemente la actividad cotidiana de este enclave semi-autónomo situado en el extremo sur de China, así como la de sus más de siete millones de habitantes.

El ya conocido como “movimiento de los paraguas”, iniciado el 28 de septiembre, se ganó en un principio la simpatía de los hongkoneses, pero los continuos atascos y el cierre de escuelas y comercios ha vuelto a muchos en contra de los manifestantes.

Durante los últimos días se han registrado altercados, en ocasiones violentos, que han enfrentado a manifestantes y a personas que se sospecha podrían ser matones de las triadas (la mafia china), acusados de actuar espoleados por las autoridades del gobierno central de Pekín.

Manifestantes en llanto

Pero la protesta va extinguiéndose progresivamente y los manifestantes ven impotentes cómo la vida en las calles de Hong Kong vuelve a su curso.

La policía empezó a desmantelar el lunes una de las principales barreras que bloqueaban el barrio de Admiralty y aunque intentaron reconstruirlas, este martes los coches habían reemplazado a los paraguas en la avenida Queensway.

Los manifestantes, algunos de ellos en lágrimas, no han opuesto resistencia a las operaciones de la policía.

“Nos vamos porque no tenemos medios para resistir, pero no abandonaremos nuestra lucha”, ha espetado una joven al borde de las lágrimas.

Un sondeo publicado este martes por la Universidad de Hong Kong indicó que el índice de popularidad del jefe del ejecutivo local, Leung Chun-ying, había caído un 2,6 % desde finales de septiembre hasta el 40,6 %, el segundo porcentaje más bajo desde su llegada al poder en 2012.

“El movimiento Occupy no se rendirá mientras que Leung no nos ofrezca una solución”, aseguró Alex Chow, uno de los líderes de la protesta que reclama su dimisión.