Le puso corsé con copas cónicas a Madonna, vistió con falda a los hombres y sus desfiles son un espectáculo: el diseñador francés Jean Paul Gaultier presentó este sábado su última colección femenina de prêt-à-porter, tras casi cuatro décadas de osadía.

Bajo una lluvia de confetti y ovacionado por los invitados, el diseñador se despidió al término del desfile organizado como una parodia de concurso de belleza “Miss Jean Paul Gaultier”, que “ganó” la top model canadiense Coco Rocha.

Celebrado en la majestuosa sala del cine Gran Rex de París, la más grande de Europa, el desfile fue como un gran show de revista en el que el diseñador desplegó toda su creatividad.

Hubo deconstrucciones del traje masculino a rayas, irrupción del estilo callejero y deportivo inspirado en los ciclistas del Tour de Francia o en los luchadores enmascarados mexicanos. Y, al pasar, un homenaje a la cultura francesa y su creatividad.

Emblema histriónico de los años 80s, el exuberante desafío de Gaultier a los códigos le valieron desde entonces el apodo de “enfant terrible (chico rebelde) de la moda”, y así lo siguen llamando los franceses con cariño o ironía a los 62 años.

Su historia creativa comienza en los suburbios de París, donde de niño inventaba ropa para su osito de peluche. Pero no termina este sábado con la despedida al prêt-à-porter: Gaultier aclaró que seguirá creando para la alta costura.

“Dibujaba todo el tiempo” modelos, relata su amigo de infancia Donald Potard, que luego dirigió durante años la firma Gaultier, actualmente propiedad del grupo español Puig.

“Cuando éramos niños, dos veces al año tenía que aguantar la presentación de su colección, lo cual me aburría porque yo prefería jugar al tren eléctrico”, recuerda Potard.

Tras formarse a los 18 años en el taller de Pierre Cardin, presenta en 1976 el primer desfile de su propia marca, que alcanza luego fama mundial gracias a un estilo rebelde y sexy que seduce a la chica del suburbio y la burguesa de los barrios ricos.

Un corset descubierto en el ropero de la abuela terminará inspirando el de senos puntiagudos que vistió a Madonna en su gira Blond Ambition de 1990. Cuatro años más tarde, diseña los atuendos de Victoria Abril para “Kika” de Pedro Almodóvar.

Las tendencias y productos que lanza se imponen en el mundo entero, desde la remera marinera a rayas (1983) al perfume presentado en una lata de conserva (1993). En 2010 crea una colección de muebles para Roche Bobois.

El arte de confundir polos opuestos

Si Yves Saint Laurent vistió a las mujeres como hombres, él vestirá a los hombres como mujeres, poniendo a la moda el kilt escocés, porque según él “un hombre no lleva la masculinidad en la ropa, su virilidad está en su cabeza”. Hace desfilar a mujeres veteranas o pasadas de kilos y fue uno de los primeros en integrar abiertamente elementos étnicos a la moda occidental.

“Realmente escribió las reglas de un juego totalmente nuevo”, comentó a la AFP Pamela Golbin, encargada del Departamento Moda del Museo de Artes decorativas de París. “Con su visión de la cultura refinada o popular, de lo masculino y lo femenino, lo nacional y lo exótico, impuso un “meting pot” cultural al vocabulario” de la moda.

El estilo de Gaultier inspirado en la cultura pop y la vida cotidiana radica precisamente en ese arte de lo ambiguo, que confunde polos opuestos y subvierte los criterios establecidos, aunque sin perder cierta mirada tierna e inocente de la realidad.

Su última colección insistió mucho en ese aspecto, con modelos asimétricos divididos en dos mitades masculina/femenina o formal/informal y estricto/sensual.

Según Nathalie Bondil, directora del Museo de Bellas Artes de Montreal, que lo convenció de hacer una muestra sobre su obra que ya fue vista por un millón de personas en todo el mundo, “Jean Paul Gaultier es muy abierto de mente, muy tolerante y dotado de una suerte de empatía con la gente. Él le dice a cada cual: sé tí mismo y diviértete con la moda”.

Sus desfiles son espectáculos con visos de happening donde siempre irrumpe lo inesperado, con una pizca de provocación, y el último desfile hizo honor a la tradición.

Como ocurrió con Saint Laurent –otro iconoclasta–, Jean Paul Gaultier terminó siendo un clásico, tras ochos años de creación para la casa Hermes y su entrada al club exclusivo de la alta costura, la aristocracia de la moda, inaccesible a la mayoría.

La retrospectiva itinerante sobre su carrera creativa recorre actualmente el mundo y terminará con una muestra en el Grand Palais de París en 2015.

Al anunciar su salida del prêt-à-porter el 15 de septiembre, Gaultier deploró el ritmo frenético que la industria de la moda impone a los diseñadores, dejando poco espacio para la creación.

Según Donald Potard, “es muy difícil que alguien se convierta en su sucesor”. “Hoy es más difícil llegar con ideas originales, dado que todo el mundo se viste igual y hace sus compras en cadenas de tiendas que venden todas lo mismo en París, Milán o Tokio. Esperemos que la moda vuelva a ponerse de moda y entonces sí pienso que volveremos a ver aparecer sucesores de Jean Paul Gaultier”. A menos que sea el propio Gaultier quien cambie de opinión y decida regresar a la pasarela.