Ciudadanos poco ciclista, Ciclistas poco ciudadanos

Ciclistas, EM (c)
Ciclistas, EM (c)
visitas

El famoso comercial de los 80 con la frase “¡Cómprate un auto Perico!” (con Nissim Sharim y Delfina Guzmán) marcó posiblemente un hito en el desprecio de la bicicleta como medio de transporte y en términos sociales. Esa frase caló hondo y se transformó en una expresión popular que equiparaba bicicleta a fracaso en un país que ya empezaba a rugir… al menos eso todavía creen muchos.

Sin embargo, desde hace 15 años la bicicleta ha ido recuperando terreno en las ciudades como un medio amable con la ciudad, un transporte “ciudadano” que no contamina (incluida la contaminación acústica), que ocupa poco espacio y no genera congestión.

En esta “vuelta” de la bicicleta muchas organizaciones (como Los furiosos ciclistas o Arriba de la chancha, por mencionar sólo dos) han sido activistas fundamentales a las que se han ido sumando autoridades y en especial algunos municipios, que han construido ciclovías e incluso han puesto bicicletas a disposición de sus vecinos (entre ellos destaca Providencia, que además ha implementado una serie de estacionamientos especiales para bicicletas), además de cerrar calles los domingo para fomentar, entre otros, el uso de la bicicleta.

Esta verdadera lucha, en particular en la capital, por tener más ciudadanos ciclistas, ciudades más amables y humanas, ha generado un crecimiento explosivo de ciclistas (y de tiendas y de talleres vinculados al rubro), aunque todavía no sea un medio de transporte significativo.

Este crecimiento, sin embargo, ha traído los primeros atisbos de congestiones de bicicletas y, mucho más complejo, la “aparición” de ciclistas que, definitivamente, no están en sintonía con las reivindicaciones de las organizaciones ciudadanas de ciclistas. Ciclistas agresivos, que no respetan las reglas del tránsito ni a los peatones. Ciclistas que se comportan como los “peores” automovilistas: agresivos, a veces groseros, intrépidos que ponen en riesgo su seguridad y la de los demás… porque parece que sólo ellos importan.

Ya se han producido varios accidentes graves, en particular de peatones atropellados por ciclistas que van veloces en las veredas, algunos de ellos a la salida de casas.

Antes, los ciclistas eran las víctimas de los vehículos motorizados. Ahora son víctimas y agresores…

    visitas

El famoso comercial de los 80 con la frase “¡Cómprate un auto Perico!” (con Nissim Sharim y Delfina Guzmán) marcó posiblemente un hito en el desprecio de la bicicleta como medio de transporte y en términos sociales. Esa frase caló hondo y se transformó en una expresión popular que equiparaba bicicleta a fracaso en un país que ya empezaba a rugir… al menos eso todavía creen muchos.

Sin embargo, desde hace 15 años la bicicleta ha ido recuperando terreno en las ciudades como un medio amable con la ciudad, un transporte “ciudadano” que no contamina (incluida la contaminación acústica), que ocupa poco espacio y no genera congestión.

En esta “vuelta” de la bicicleta muchas organizaciones (como Los furiosos ciclistas o Arriba de la chancha, por mencionar sólo dos) han sido activistas fundamentales a las que se han ido sumando autoridades y en especial algunos municipios, que han construido ciclovías e incluso han puesto bicicletas a disposición de sus vecinos (entre ellos destaca Providencia, que además ha implementado una serie de estacionamientos especiales para bicicletas), además de cerrar calles los domingo para fomentar, entre otros, el uso de la bicicleta.

Esta verdadera lucha, en particular en la capital, por tener más ciudadanos ciclistas, ciudades más amables y humanas, ha generado un crecimiento explosivo de ciclistas (y de tiendas y de talleres vinculados al rubro), aunque todavía no sea un medio de transporte significativo.

Este crecimiento, sin embargo, ha traído los primeros atisbos de congestiones de bicicletas y, mucho más complejo, la “aparición” de ciclistas que, definitivamente, no están en sintonía con las reivindicaciones de las organizaciones ciudadanas de ciclistas. Ciclistas agresivos, que no respetan las reglas del tránsito ni a los peatones. Ciclistas que se comportan como los “peores” automovilistas: agresivos, a veces groseros, intrépidos que ponen en riesgo su seguridad y la de los demás… porque parece que sólo ellos importan.

Ya se han producido varios accidentes graves, en particular de peatones atropellados por ciclistas que van veloces en las veredas, algunos de ellos a la salida de casas.

Antes, los ciclistas eran las víctimas de los vehículos motorizados. Ahora son víctimas y agresores…