La ONU recibió 72 millones de dólares de los 301 que solicitó para ayudar a una Filipinas devastada por el paso del tifón Haiyan, indicó el viernes la Oficina de Naciones Unidas para la ayuda humanitaria (OCHA).

La ONU había lanzado un llamamiento el martes para recaudar 301 millones de dólares en un período que abarca hasta finales de mayo de 2014.

En total, teniendo en cuenta los resultados de esta llamada, pero también las contribuciones procedentes de otros organismos exteriores, se recaudaron 153 millones de dólares que fueron recogidos en favor de las víctimas del tifón, estimó John Ging, director de operaciones de la OCHA, en el transcurso de una conferencia de prensa.

Ging dio cuenta de “promesas y donaciones” por valor de 104 millones de dólares que “no han sido todavía atribuidos” a una organización humanitaria en particular.

“Los contribuyentes han respondido de manera muy generosa y el dinero está llegando muy rápidamente”, felicitó Ging, quien reconoció, por otro lado, que la llegada de material de emergencia “está siendo lenta desde el punto de vista de la gente en el lugar”.

El balance de víctimas y la amplitud de los daños resultan difíciles todavía de evaluar tras el paso de uno de los tifones más fuertes que ha llegado a tocar jamás tierra, que llegó acompañado por vientos que superaban los 300 kilómetros por hora y olas de más de cinco metros de altura.

Al ser preguntado al respecto, Ging citó la cifra oficial de muertos que manejan las autoridades filipinas, 3.600 víctimas, estimando que pronto lo superarán los 4.000 muertos. Y explicó que a solicitud de las autoridades filipinas la ONU no publicaba estimaciones, que cifró en un primer momento en más de 10.000 fallecidos.

La catástrofe, indicó, afecta en la actualidad a 13 millones de personas y 1,9 millones de desplazados. Unas 287.000 casas se han visto afectadas y 166.000 de ellas se encuentran totalmente destruidas.

La prioridad es ahora el restablecimiento del abastecimiento de agua potable y de instalaciones sanitarias así como la restauración del orden en las zonas arrasadas, donde la ONU se muestra “muy preocupada por los más vulnerables, como las mujeres”, afirma Ging.