En 1982 se produjo la quiebra de la banca chilena, con una crisis económica que cambió el rumbo de la dictadura del general Augusto Pinochet. El PIB disminuyó en 14%, la cesantía llegó al 26% y los salarios reales cayeron en 1983 en un 10,9%.

En la época se acusó a los grandes grupos económicos de financiar sus propios negocios a través de préstamos de sus propios bancos, mediante triangulaciones. En esa época se dictó una legislación que, se dijo, -hasta hace poco se insistía en lo mismo- era exigente y que impediría prácticas de este tipo.

Hoy Alvaro Saieh, la tercera fortuna de Chile, está siendo cuestionado. Se le acusa de financiar SMU (Unimarc, Mayorista 10, Construmart, OK Market) a través de Fondos de Inversión Privados (FIP) que a su vez son financiados por su banco, Corpbanca, y otras empresas de su propiedad. Se dice que todo es legal, pero los hechos están a la vista. Al parecer hay un forado en la legislación.

Frente a estos hechos, hay silencio del Superintendente de Bancos. También de los políticos, incluyendo los más osados. Sospechoso.