La tercera semana en la zona, cumpliendo intensas diligencias, completa un grupo del OS 9 de Carabineros de Santiago, por el caso de la menor de 17 años, presunta víctima de explotación sexual, quien denunció como clientes a conocidos profesionales de Concepción.

El caso de “Beyoncé”, nombre con el cual ella se promocionaba en internet, vive una intensa etapa investigativa en Concepción, donde un grupo de 8 efectivos del selecto grupo OS 9 de Carabineros de Santiago, cumple numerosas diligencias.

Entre éstas se cuenta la toma de declaración a 20 personas, aproximadamente, entre ellos los supuestos clientes de la menor de 17 años, como asimismo, eventuales testigos de los hechos.

El equipo investigativo habría interrogado también a funcionarios del Sename, del hogar Capullo, ubicado en Chiguayante, hasta donde la joven fue derivada en diciembre del año pasado por instrucción del tribunal de familia de Coronel, ante las reiteradas denuncias presentadas por la familia de la adolescente.

El caso se encuentra en manos de los fiscales Carlos Palma y Mario Elgueta, quienes declinaron referirse al estado de la investigación cuya carpeta se mantiene en reserva.

Fuentes de La Radio aseveran que existe interés en el Ministerio Público por precisar pronto si existen o no antecedentes para formalizar a alguien por el delito de explotación sexual comercial infantil o facilitación de menores para la prostitución, en el caso de los dos proxenetas investigados. Uno de ellos, trascendió, correspondería a un profesional universitario: un ingeniero.

Asimismo, de manera paralela corre la investigación para determinar el paradero de la joven, quien escapó de la custodia de personal del Sename, en las proximidades de la plaza Perú de Concepción, cuando concurría a una consulta psiquiátrica, el viernes 5 de abril.

Los últimos antecedentes señalan que “Beyoncé” se encuentra en la zona norte del país, en compañía del otro presunto explotador sexual, y estaría embarazada. La joven cumplirá los 18 años en febrero del próximo año.

La niña comenzó a trabajar en un café con piernas a los 15 años y al ingresar al hogar Capullo reveló que ejercía el comercio sexual, mencionando como clientes a reconocidos profesionales de la zona, entre abogados, un juez penal, policías, empresarios y funcionarios públicos. Tenía una agenda con 300 números de teléfono.