Aesha Mohammadzai fue conocida alrededor del mundo por tétricas razones. Su nombre no evoca mucho, pero la fotografía que fue portada de la revista Time en agosto de 2010, sí.
La imagen muestra a una chica afgana, víctima de un machismo retrógrado que aún acosa varias regiones de Asia y Medio Oriente.
A esa edad y para saldar una deuda económica, su padre la ofreció en matrimonio a un talibán que la maltrató sistemáticamente. Cansada, intentó huir, pero eso en Afganistán no está permitido; arreglado o no, un matrimonio entrega poder sobre una mujer.
El juez la obligó a volver con su marido luego de pasar 5 meses en la cárcel. La misma noche en que volvió fue llevada a las montañas donde le cortaron su nariz y sus orejas como castigo.
Hoy Aesha tiene una vida nueva. Según informó el medio británico Daily Mail, consignado por La Tercera, la joven obtuvo asilo político el 2011 después de huir a Estados Unidos ayudada por una fundación benéfica.
Viviendo con una nueva familia y lejos de su espantosa infancia, Aesha comenzó a usar una prótesis y luego inició un largo proceso de cirugías reconstructivas.
El equipo médico que la atendió, comenzó colocando una cubierta de silicona inflable debajo de la piel de su frente, debía llenarse de líquido para estirar su piel y tener tejido extra para su nueva nariz. Para el revestimiento interior e inferior tomaron tejido de su antebrazo y lo trasplantaron.
Hoy Aesha vive en Maryland con su nuevo rostro, tras finalizar su tratamiento. Ve películas de Bollywood y tiene un mensaje para muchas mujeres: “quiero decirles a todas aquellas que sufren maltrato, que sean fuertes. Nunca te rindas y no pierdas la esperanza”.