De acuerdo a una investigación realizada en Helsinki, Finlandia, presenciar actos de acoso laboral o ser víctima de ellos eleva el número de recetas para consumos de antidepresivos, tranquilizantes u otros encasillados entre los denominados medicamentos psicoactivos.

El estudio recogió los relatos de 6.606 empleados públicos sobre experiencias laborales relativas al acoso o intimidación entre 2000 y 2002, además del análisis de las ventas de medicamentos de este tipo desde 1997 hasta 2007.

En la investigación, el 5% de los encuestados aseguró que era víctima de estas prácticas en el trabajo que desempeñaban en ese entonces o en alguno anterior. Del total, una de cada cinco mujeres manifestó que sufría por acoso laboral, mientras que esta cifra se reducía en el caso de los hombres a uno de cada ocho.

Los trabajadores investigados se encontraban entre los 40 y los 60 años, y cerca del 10% señaló que presenciaba de forma recurrente actos de intimidación.

En este sentido, el aumento en el número de recetas de tranquilizantes, pastillas para dormir, sedantes y antidepresivos fue asociada con el acoso, indicando que las mujeres que eran intimidadas en el trabajo tenían un 50% más de probabilidad de recibir este tipo de prescripción. Respecto a los hombres, la investigación concluyo que esta probabilidad es dos veces superior.