Un joven estadounidense de 26 años admitió el viernes ante un juez de Boston (noreste) haber querido atacar al Pentágono y el Congreso en Washington con modelos reducidos de aviones teledirigidos y llenos de explosivos, y espera ahora una pena de 17 años de prisión.

Rezwan Ferdaus, detenido en setiembre de 2011, se declaró culpable ante el magistrado del distrito de Massachusetts, Richard Stearns, de “intentar destruir un edificio federal con la ayuda de explosivos” y de “intentar proveer material para apoyar a terroristas”, constató la AFP.

Su sentencia definitiva será dada a conocer el 1 de noviembre próximo, indicó el juez durante la audiencia celebrada el viernes por la mañana.

Como fue acordado con la fiscalía estadounidense cuando aceptó declararse culpable el pasado 10 de julio, Ferdaus será condenado a 17 años de cárcel seguidos de diez años de libertad vigilada.

A cambio, el gobierno aceptó abandonar las otras cuatro acusaciones por las que también era perseguido.

La audiencia del viernes duró una hora y el joven se mostró tranquilo. En la sala se encontraban varios de sus familiares, entre ellos sus padres.

Ferdaus había sido detenido el pasado 20 de setiembre. Graduado en física en la Northeastern University, preparaba sus atentados desde enero de 2010, según el acta de acusación de la fiscalía.

Durante la investigación, agentes encubiertos del FBI (Oficina Federal de Investigaciones) se presentaron como cómplices y abastecieron a Ferdaus con un avión a control remoto, explosivos y armas cortas con las que supuestamente quería efectuar un asalto simultáneo por tierra y aire en Washington.

En mayo y junio de 2011, Ferdaus entregó a los agentes encubiertos un plan paso por paso de su ataque, que incluía tres aviones teledirigidos y seis personas armadas con Kalashnikovs y granadas.

El plan, según el FBI, era utilizar el “ataque aéreo” para “eliminar puntos claves”. Luego, los atacantes dispararían contra los sobrevivientes.

Ferdaus quería además utilizar explosivos activados por teléfono para “atacar a los ejércitos de infieles y matar al máximo de personas” posible, en referencia a soldados de Estados Unidos en Irak.