Keiko Fujimori, hija del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori, llega a la recta final de la campaña electoral peruana con posibilidades de pasar a la segunda vuelta, sostenida por bases fieles al recuerdo de su padre y con un partido de la derecha más conservadora.

A pocos días de las elecciones del 10 de abril, los últimos sondeos muestran a Keiko Fujimori en una lucha encarnizada por la segunda ubicación con el ex presidente Alejandro Toledo, detrás del nacionalista de izquierda Ollanta Humala que puntea, con todos ellos en una situación de empate técnico.

La congresista cuenta con un respaldo que en promedio es de 20%, un nivel que se mantiene casi inalterable desde hace más de seis meses, con uno o dos puntos hacia arriba o hacia abajo, siempre entre el segundo y el tercer lugar, según todas las encuestas.

“Yo estoy lista para enfrentarme a cualquier candidato en segunda vuelta, sé que ahí no habrá un rival fácil pero estoy dispuesta a ir con cualquiera”, dijo la candidata del partido Fuerza 2011 a la prensa.

El 20% del electorado que la respalda ha sido calificado por analistas como un “sector duro”, el mismo con que cuenta el movimiento desde la época del gobierno de Fujimori (1990-2000).

“Ese sector tiene el recuerdo del ex presidente y su gobierno en que hubo una fuerte inversión en programas sociales a sectores populares en un intento de construir bases sociales a partir de una lógica clientelista, lo que ha tenido cierto éxito en sectores pobres”, dijo a la AFP el analista político David Sulmont, de la Universidad Católica.

“El fujimorismo es muy tributario de la propia figura del padre”, observó Sulmont quien además refirió que detrás de Keiko Fujimori está la misma y controvertida gente que colaboró en la década fujimorista.

La candidata de Fuerza 2011 reconoce que “en nuestra campaña hay bastante respaldo a la obra que realizó mi padre”, quien actualmente está condenado a 25 años de cárcel por violación de DDHH, y está recluido en una guarnición policial en Lima.

Pero la otra cara del gobierno de Fujimori -corrupción generalizada, el saqueo de las arcas del Estado, violaciones a los derechos humanos y un régimen dictatorial- genera fuertes resistencias entre algunos sectores de la población hacia la candidata.

“Eso ha generado un anti-voto de parte de amplios sectores sociales que jamás van a votar por la hija de Fujimori”, estimó el analista Carlos Reyna.

Keiko ha tratado de marcar distancias de la figura paterna: “Mi padre tenía un mensaje fuerte y claro que fue necesario para derrotar al terrorismo y arreglar la economía de nuestro país. Ahora se necesita un mensaje fuerte pero más conciliador”.

Fuerza 2011, el partido que la respalda, tiene bases en sectores populares de provincias y al mismo tiempo está respaldado por grandes empresarios que aportan económicamente a la campaña electoral.

En su fórmula presidencial tiene como candidato a la primera vicepresidencia a Rafael Rey, un político calificado de ultraconservador, defensor de los militares acusados de delitos de lesa humanidad y ferviente militante del Opus Dei.

Tanto Sulmont como Reyna creen que el estancamiento en la intención de voto de la congresista se debe también a la falta de liderazgo de la aspirante y a su labor en el Congreso, sin mayor brillo.

Eso a pesar de que de todos los 120 miembros del Congreso unicameral, ella obtuvo la mayor votación en 2006, triplicando a Mercedes Cabanillas, quien le siguió en votos.

Julio Cotler, sociólogo y politólogo de la Universidad de San Marcos, observó que las resistencias a Keiko Fujimori se basa en que un eventual gobierno suyo crearía “una gran polarización en el país” y una percepción de que “se volvería a capturar el aparato del Estado en provecho propio”.

Entre los organismos de DDHH el temor es que en un gobierno suyo, Keiko Fujimori indulte a su padre y a militares que fueron condenados por los excesos en la lucha contra la guerrilla de Sendero Luminoso. Keiko ha señalado sobre el tema que ella no indultaría a su padre, aunque señala que hay recursos judiciales que permitirían su liberación.