El ex presidente estadounidense Jimmy Carter llegó este lunes a Cuba para reunirse con el gobernante Raúl Castro en una visita de tres días, en la que buscará bajar tensiones entre ambos países tras la condena del contratista norteamericano Alan Gross.
Carter, vestido de guayabera blanca, arribó al aeropuerto José Martí a las 10:40 horas (11:40 hora local) y fue recibido por el canciller Bruno Rodríguez, así como por los jefes de las Oficinas de Intereses de ambos países, el cubano Jorge Bolaños y el estadounidense Jonathan Farrar, constataron periodistas de la AFP.
Acompañado de su esposa Rosalynn, el ex mandatario, de 86 años y la figura estadounidense de mayor rango que ha visitado Cuba en medio siglo de gobierno comunista, llega a La Habana nueve años después de su primera visita, cuando fue recibido por Fidel Castro.
Carter, quien partió del aeropuerto sin dar declaraciones a la prensa, comenzará su agenda en la tarde con una reunión con líderes de la comunidad hebrea en Cuba y luego con el cardenal Jaime Ortega.
El ex presidente estadounidense (1977-1981) se reunirá con Raúl Castro el martes en el Palacio de la Revolución, tras visitar el Convento de Belén, en La Habana Vieja, y el miércoles celebrará una conferencia de prensa antes de concluir su visita.
El Centro Carter anunció que el viaje tiene un carácter “privado” con el fin de informarse sobre las reformas económicas que impulsa Raúl Castro y discutir posibilidades de buscar un acercamiento entre ambos países, sin relaciones diplomáticas desde 1961.
Aunque hubo una tímida tregua al llegar Barack Obama a la Casa Blanca en 2009, la confrontación volvió a subir de tono con el arresto en diciembre de ese año de Alan Gross, condenado el 12 de marzo a 15 años de prisión acusado de desarrollar un plan de redes informáticas clandestinas para desestabilizar al gobierno comunista.
El gobierno de Obama y la familia de Gross dijeron esperar que Carter, conocido por su capacidad negociadora, busque una liberación “humanitaria” del contratista, de 61 años y quien enfrenta problemas de salud y familiares.
Estados Unidos, que ha advertido que no habrá acercamiento con Cuba mientras Gross esté encarcelado, lo reconoce como empleado de una empresa subcontratada por la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID), pero sostiene que sólo proveía acceso a internet a grupos judíos en la isla.