El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, desembarcó este sábado en la Base Aérea de Brasilia para una visita de dos días al país, que marca el inicio de una gira latinoamericana que lo llevará también a Chile y El Salvador, según mostraron imágenes de la red de TV GloboNews.

El mandatario dejó el avión acompañado de su esposa Michelle y de sus hijas, Sasha y Malia, y seguidamente la comitiva dejó la Base Aérea en un enorme convoy. El avión presidencial aterrizó minutos después que se interrumpió una intensa lluvia que cayó sobre Brasilia durante toda la noche.

Este sábado, Obama tendrá una reunión con la presidenta brasileña Dilma Rousseff, con quien también compartirá un almuerzo de trabajo en la sede de la cancillería, y en la tarde participará de un encuentro con empresarios brasileños y estadounidenses.

El domingo, Obama estará en Rio de Janeiro, donde pronunciará un discurso al pueblo brasileño desde un tradicional teatro, y donde tiene previsto también visitar una favela.

Se trata de la primera gira latinoamericana de Barack Obama desde que se reunió por primera vez con los presidentes de la región hace dos años en Trinidad y Tobago, durante la Cumbre de las Américas.

Allí prometió una nueva relación con la región, que quedó relegada durante el gobierno de su predecesor, George W. Bush. Sin embargo, hasta ahora América Latina estaba en un segundo plano en la agenda del mandatario electo en noviembre de 2008 para un período de cuatro años.

La gira de Obama por la región se desarrolla cuando dos crisis mayores concentran a la diplomacia estadounidense: el accidente nuclear tras el tsunami y el terremoto de la semana pasada en Japón, y la rebelión y posterior represión de manifestantes por parte del régimen de Muamar Gadafi en Libia

“Algunos cuestionan cómo es que el presidente puede ir en este largo viaje a América Latina cuando hay tantas cosas sucediendo”, pero “existen muchas razones por las que este viaje es tan importante en este momento”, explicó el viernes la secretaria de Estado Hillary Clinton.

El propio mandatario resaltó en un editorial en el diario USA Today del viernes “el crecimiento impresionante” de América Latina y el potencial que esto significa para la economía estadounidense, que puja por reponerse de la peor crisis en décadas.

“Mientras estos mercados crecen, lo hace también su demanda de bienes y servicios, unos bienes y servicios que yo, como presidente, quiero asegurar que sean hechos en Estados Unidos”, escribió Obama.

Para Brasil, es la ocasión para reaproximarse a la primera potencia mundial, luego de un período de enfriamiento de las relaciones por las posiciones del anterior gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva sobre Irán.

“Me gustaría que la relación de Estados Unidos con América Latina fuese diferente; es necesario que Estados Unidos comprenda la importancia de América Latina”, dijo Lula antes de dejar el poder el año pasado.

Rousseff en cambio, muestra una posición más pragmática en política exterior, con una agenda que apunta a priorizar a Suramérica y a los grandes socios comerciales, China y Estados Unidos, y que toma distancia de Irán.

“La visita de Obama consagra una reaproximación entre los dos países”, cuyas diferencias “se habían ampliado en los dos últimos años” por desacuerdos sobre la presencia militar de Estados Unidos en Colombia, la crisis en Honduras y por la relación de Brasil con Irán, dijo a la AFP Marcelo Coutinho, coordinador del Laboratorio de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Federal de Rio.

En Brasil, Obama tendrá “una muy buena oportunidad para empezar una nueva relación” con la presidenta Rousseff, señaló por su lado su asesor para América Latina, Dan Restrepo.

Chile será mostrado como un ejemplo de gobierno exitoso en la región por Obama, quien en ese país dará un discurso donde sentará las bases de la nueva relación con América Latina, y en El Salvador los temas que destacarán serán la lucha contra el crimen organizado y migración, según las autoridades.

El presidente, que conserva una alta popularidad en la región, conversará con sus contrapartes en los tres países sobre temas comerciales, energéticos, medioambientales y de seguridad ciudadana.