Un cambio radical en la versión sobre la muerte del ex presidente Salvador Allende fue revelada hoy, donde se sostiene que el mandatario habría intentado suicidarse con una pistola y, al sobrevivir, debió ser rematado por uno de sus escoltas del GAP.

Salvador Allende | Wikipedia

Salvador Allende | Wikipedia

La fuente es una investigación realizada por el escritor y periodista chileno, Camilo Taufic, quien entregó a la agencia EFE los detalles que reconstruirían los últimos momentos del último líder de la Unidad Popular (UP).

Recordemos que la versión oficial entregada por la Dictadura e incluso aceptada por la propia familia de Allende, es que el gobernante usó para dispararse bajo la barbilla el fusil de asalto AK-47 que le regaló Fidel Castro.

Sin embargo, Taufic sostiene que esta fue una idea de los golpistas para “dignificar” la historia, e incluso asociar la caída del gobierno socialista con el uso de un arma regalada por Cuba y de procedencia rusa, misma que la ideología que sostenía la UP.

Como recoge el diario El Mundo, el escritor explica que esta versión no es factible, ya que Allende guardaba el fusil de asalto como un trofeo en su casa, testimonio confirmado por sus asesores españoles Víctor Pey y Joan Garcés.

En realidad, el arma usada por Allende habría sido una pistola que guardaba en su cajón de escritorio, la que usó para dispararse debajo del ojo derecho. El impacto sin embargo lo dejó malherido, por lo que fue uno de sus escoltas del GAP, específicamente Enrique Huerta, quien le dio un tiro de gracia con su fusil, destrozándole el cráneo y cumpliendo la promesa que le habían hecho al médico de no dejarlo caer vivo en manos de las Fuerzas Armadas.

Para sostener esta tesis, Taufic señala que el experto forense Luis Ravanal detectó en 2008 anomalías en las lesiones, concluyendo que el cráneo de Allende recibió dos impactos de proyectiles con diferente calibre.

Más aún, el periodista señala que hay relatos de testigos que indican haber vito salir a Huerta del despacho de Allende “llorando, vuelto loco, diciendo que había muerto el presidente”. Sin embargo se apresura en señalar que “nadie interprete que a Allende lo mató un GAP; Huerta completó el suicidio como un acto de solidaridad humana y política con su Presidente”.