La crisis económica está llevando al gobierno de Rumania a extremos tan insólitos como recurrir a la brujería. Pero no se trata de que sus ministros se sienten alrededor de un pentagrama para pedir a los espíritus que les ayuden a salir del atolladero, sino de una solución mucho más mundana.

Imagen: Micha³ Maciej (SXC)

Imagen: Micha³ Maciej (SXC)

Esto, porque desde el sábado 1 de enero, la brujería es una profesión legalmente reconocida en la nación europea, luego de que el ejecutivo modificara las leyes laborales para darle reconocimiento oficial, junto a otros oficios previamente informales, como los astrólogos, embalsamadores, camareros e instructores de manejo.

El objetivo: combatir la gigantesca evasión tributaria que sufre Rumania, obligando a quienes ejercen estas actividades a pagar impuestos en una medida que -tal como informa el portal japonés The Mainichi Daily News- fue discutida durante meses, ironizada por los medios y maldecida por las brujas.

De hecho, una bruja rumana de nombre Bratara anunció en una estación de TV local que en venganza iba a realizar un conjuro con levadura y pimienta negra para causar conflicto al interior del gobierno.