La visita del Primer ministro libanés Saad Hariri a Damasco puso fin a 4 años de tensiones entre el Líbano y Siria y abre un nuevo capítulo en las complejas relaciones entre ambos países, estimaron los analistas en Beirut.

“Es una visita histórica en la medida en que terminó con la confrontación que duraba desde el 14 de febrero de 2005″, dijo Paul Salem, director del Centro Carnegi para Medio Oriente, refiriéndose a la fecha del asesinato del padre de Hariri, el ex Primer ministro Rafic Hariri.

Selem agregó que “es la hora de la reconciliación. Saad Hariri visita el país al cual acusó de haber asesinado a su padre. El mismo anunció el fin de la confrontación”.

Al cabo de la primera visita desde el asesinato de su padre, Hariri expresó su deseo de relaciones “privilegiadas y sinceras” con Siria que ejerció una hegemonía política y militar de casi 30 años en el Líbano.

El Primer ministro “Saad Hariri no podía hacer otra cosa que visitar Siria. Era inevitable ya que dejó de ser el jefe de un bloque político opuesto a Damasco”, dijo por su parte Karim Makdessi, profesor de ciencias políticas en la Universidad americana de Beirut.

La coalición antisiria, formada después del asesinato de Rafic Hariri, había ganado las elecciones legislativas de 2005 en base al rechazo de la injerencia de Siria en el Líbano.

La coalición dirigida por Hariri se impuso también en las elecciones de 2009 frente a la alianza dirigida por Hezbolá y apoyada por Siria e Irán. “Los fundamentos de esa coalición comienzan a derrumbarse”, dijo por su parte Ghassan Al Azzi, profesor de ciencias políticas de la Universidad libanesa.

“Basta con ver la imagen de Saad Hariri y de Bachar Al Assad en la primera plana de los diarios: ya no hay más tabúes”, insistió Al Azzi. La prensa libanesa por su parte se mostró dividida.

“La mayoría de los libaneses sigue sin confiar en las relaciones con Siria”, comentó el diario An Nahar, allegado al bloque gubernamental.

“Las 22 horas y 42 minutos que Hariri estuvo en territorio sirio fueron suficientes para inaugurar una nueva vía”, escribió en cambio el diario Al Akhbar, cercano a la oposición.

La normalización de las relaciones no significa que Siria vuelva a controlar los asuntos libaneses como lo temen algunos políticos contrarios a Damasco.

“Se trata por supuesto de una victoria estratégica para Siria después de las acusaciones formuladas por la mayoría”, señaló Azzi.

Pero “las tropas sirias ya no están en el Líbano”, matizó Salem, quien señaló que “Siria apunta más allá del Líbano. Quiere mejorar sus relaciones con la comunidad internacional”.

Los países occidentales, en particular Francia, “alientan a Siria a mejorar sus relaciones con el Líbano (…) pero no le dan carta libre para que restaure su tutela” sobre el país del cedro, dijo Salem.