Un grupo de científicos británicos determinó que dentro de los aromas que tenemos la capacidad de percibir se encuentra el “olor de la muerte”.

El equipo liderado por el doctor Arnaud Wisman, de la escuela de psicología de la Universidad de Kent, señaló que la putrescina -sustancia liberada por la descomposición de los tejidos de un cadáver- puede provocar una respuesta de lucha o huida en los seres humanos.

Los resultados, publicados en la revista científica Frontiers of Psychology, fueron obtenidos luego de llevar a cabo cuatro experimentos en el que se analizaron las reacciones de un grupo de personas que fueron expuestas a la putrescina.

Lee también Estudio asegura que el sentido del olfato puede predecir cuándo una persona morirá

Fue así como establecieron que esta sustancia actúa como señal de alerta, aún cuando el tiempo de exposición a la misma sea breve, lo que lleva a la persona a aumentar la vigilancia y a desarrollar una mayor disposición de escape (o pelea).

En el reino animal los sentidos son esenciales para sobrevivir, y diferentes estudios han demostrado que la putrescina actúa como una poderosa señal quimiosensorial que hace que los animales abandonen o eviten ciertas áreas.

Los humanos responden de manera similar ante amenazas evidentes, lo que hace que generalmente incrementemos la vigilancia, explicaron los investigadores.

Iain Farrell
Iain Farrell

“Estos son los primeros resultados que demuestran que un compuesto específico químico (putrescina) puede ser procesada como una señal de amenaza”, asevera Wisman en el trabajo.

“No sabemos la razón por la que nos gusta, o nos desagrada, el olor de una persona, y por lo general no somos conscientes de cómo los aromas influyen en nuestras emociones, preferencias y actitudes”, comentó el especialista al sitio especializado Medical Daily.

En septiembre de 2015, el periódico británico The Daily Mail recogió los resultados de un estudio realizado por la Universidad de Huddersfield, el que ofreció una nueva respuesta respecto al olor de la muerte.

Según estableció el trabajo, los primeros días después de la muerte el cadáver libera una sustancia llamada hexanal, el que curiosamente es usado en la industria de los aromas para producir sabores frutales gracias a su olor similar al de la hierba recién cortada.

“Espiral de la muerte”

Generalmente los biólogos dividen la vida humana en tres etapas: la infancia, la adultez y finalmente la vejez. Sin embargo, algunos investigadores sugieren que podría haber haber una cuarta.

A través del estudio de las moscas de vinagre, los especialistas sostienen que esta fase -a la que llaman el “espiral de la muerte”- permite predecir con un 80% de efectividad el momento en que el animal podría morir.

Si bien estos análisis fueron realizados en moscas, los científicos piensan que esta fase se podría extrapolar a los seres humanos.

“Creemos que esta parte del proceso es, básicamente, una muerte genéticamente programada”, aseveró al sitio especializado Live Science Laurence Mueller, del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de California.

En los últimos años diversos estudios han señalado que aún cuando las probabilidades de morir por factores naturales aumentan a medida que la persona envejece, existe un fenómeno en el que a cierta edad esta relación desaparece.

Dicho de otro modo, a pesar de que una persona de 70 años tiene mayor riesgo de fallecer que un joven de 20 años, la persona que tiene 90 puede tener las mismas posibilidades de morir que alguien de 100.

Esto hallazgo llevó a los expertos a otro descubrimiento. A través de las investigaciones en moscas (utilizadas por los biólogos por factores como su rápida generación), determinaron que independiente de la edad de la hembra, dos semanas antes de su muerte su fertilidad disminuía, fenómenos que posteriormente también fue identificado en los machos.