El fin de semana pasado, el cineasta local Alejandro Fernández Almendras (Aquí no ha pasado nada, Matar a un Hombre) agitó el debate sobre la baja audiencia de las películas chilenas en su arribo a la cartelera. De acuerdo a su tesis, esto no supone una “crisis del cine chileno”, sino más bien una crisis “del cine comercial chileno”.

En diálogo con La Tercera, el director apuntó: “Necesitamos más directores como él (Nicolás López) si es que queremos tener más taquilla. Pero el resto de los proyectos comerciales, desde lo que ha hecho Fabrizio Copano hasta lo último del Rumpy son solo fracasos. Creo que esa es la discusión: el fracaso del cine comercial chileno. Pero no es el caso mío, ni el de Cristián Jiménez o Sebastián Lelio. Es hora de transparentar que no pretendemos llenar las salas para que se revienten de público. Nuestra primera intención es hacer buenas películas”, dijo.

Sin embargo, en la misma línea, el mencionado Nicolás López afirmó que el modelo de su productora, Sobras, no es “repetible” como método: “Esto es el resultado de una carrera de dirigir 10 largometrajes y de producir junto a mi socio Miguel Asensio más de 30 (…). Entonces, el caso de nuestra productora Sobras no es algo repetible. Se trata de hacer cine personal, con punto de vista, pero que tenga la posibilidad de conectar con el público”.

Y de pronto el amanecer
“Y de pronto el amanecer”.

Contrariando ambas posturas, el director chileno Silvio Caiozzi entró al debate con otra solución: cambiar definitivamente las bases del Fondo Audiovisual (Fondart), instancia clave para el financiamiento de gran parte de la oferta fílmica chilena.

“Aquí uno puede decir cosas que se le ocurren a uno no más porque no hay nada claro en esto. Respecto al cine comercial, al cine que hace López le ha ido bien, uno no podría decir que las películas comerciales no han funcionado. Eso no es cierto. Algunas no funcionan aunque son hechas comercialmente, pero algunas sí. Y otras que no son hechas con el espíritu comercial, sí funcionan”, comentó en diálogo con BioBioChile.

Para el cineasta, que visitó hoy La Radio en plena promoción de Y de pronto el amanecer (estreno el 12 de abril ), se ha consolidado una desconexión entre público y directores. “En el ultimo año y medio se han distanciado. Mi sensación es que el cine chileno de ahora, en general, salvo excepciones, es un poco frío con la gente. Es poco afectivo, se perdió eso. Seguramente porque todo el mundo, la gente joven que trata de hacer su primera película, qué es tan pensando: cómo nos ganamos el fondo (audiovisual)”.

(Pregunta):¿Qué debería cambiar para que el público se reencuentre con el cine chileno?
(Respuesta): Para mi gusto, hay que cambiar el reglamento del fondo. Ha ido siendo modificado para que no sea necesariamente la persona que tenga o no tenga capacidades de hacer una película lo que valga, o el proyecto que está presentando.. Eso pasó a segundo o tercer lugar. Ahora importa mucho más la presentación, los conceptos como la comercialización.

(P): ¿Es ese el problema?
(R): El problema está ahí, porque por otro lado hay una generación de gente joven fantástica, yo creo que habrá un vuelco enorme. Los más jovencitos son extraordinarios, vienen con unas ganas de hacer cine, con capacidades brutale.s.

De acuerdo a Caiozzi, “el Fondart comenzó con el concepto de que lo que había que ver era el proyecto que se presentaba, no importaba si se escribía mal o bien ¿Qué importa eso? Puede ser una persona que sabe o no escribir, da lo mismo, pero puede ser un genio como cineasta. Hoy día no, se fijan más en esas tonteras, entonces, quedan afuera a lo mejor cosas geniales”.

Y de pronto el amanecer
“Y de pronto el amanecer”

Según el director de Coronación, la instancia termina desvirtuando los trabajos seleccionados, “y al final el que se las arregla mejor presentando el proyecto ese sale a adelante, y termina haciendo una película que no necesariamente es la que él quiere hacer, sino una que está hecha pensando en cómo me gano el fondo o algún premio de algún festival del norte de Europa, entonces desapareció la emoción, la pasión que un cineasta tiene que tener para hacer una película que transmita al público”.

¿Hace falta autocrítica de parte de los directores “de festivales”?
A veces ni siquiera tienen conciencia de eso. Aquí el problema, por lo que hay que presionar, es la modificación del reglamento del Fondo Audiovisual. Hay que cambiarlo radicalmente.