La Cámara de Comercio de Santiago (CCS) en conjunto con la empresa ALTO Chile, encargaron a ESE Business School de la Universidad de los Andes por segundo año consecutivo una investigación sobre la industria del retail en Chile, la cual reveló que la pérdida operativa asciende a US$286 millones, correspondiendo a 1,42% del total de las ventas.

Este valor se traduce a un aumento del 12% del monto total de la pérdida en comparación con la misma muestra del estudio en 2014.

En el Segundo Estudio de Mermas Operativas del Retail en Chile, que se realizó entre junio y septiembre de 2015, participaron más del 85% de las cadenas del retail, las cuales tienen una facturación conjunta de US$18.450 millones, operando en conjunto aproximadamente 3.000 tiendas a lo largo del país.

Respecto al origen de la merma operativa, la investigación demuestra que un 75% del total corresponde a causas desconocidas, mientras que el 25% restante corresponde a factores conocidos.

Además, el análisis señala que las mermas desconocidas provienen en un 47% a hurtos internos -sustracción directa por parte de los empleados y clientes que delinquen en complicidad con personal interno-, seguido por los robos o hurtos externos con un 30%, errores administrativos con un 17% y errores de proveedores en un 6%.

Adicionalmente, los encuestados revelaron que el lugar físico donde se producen mermas con mayor frecuencia es, con un 44%, la misma tienda o zona de venta, seguido por la bodega con un 24%, el lugar donde se recepciona la mercadería con un 14%, los centros de distribución con 11% y durante el transporte con un 7%.

En cuanto a la pérdida producida por externos, igual que ocurre con el robo y hurto interno, se observó sofisticación y creatividad a través de bolsas biónicas, herramientas especiales en inhibición de medidas de seguridad, salir de las tiendas con prendas puestas o escondidas dentro de la ropa, entre otros).

En este contexto, otro factor preponderante en el hurto son las personas menores de edad involucradas en los delitos, que son inimputables ante la ley, al igual que el uso recurrente de los coches para niños con el objetivo de sustraer productos escondidos entre los compartimientos.