La policía militar de Rio de Janeiro impidió este domingo por la tarde que alrededor de 200 manifestantes, entre ellos varios Black Bloc enmascarados, se acercaran a las inmediaciones del estadio Maracaná utilizando, entre otras medidas, gases lacrimógenos, mientras se disputaba el Argentina-Bosnia.

Entre gritos de “¡Hey FIFA, regresa a Suiza!“, los manifestantes intentaron sin éxito burlar la barrera de seguridad formada por la policía y reforzada por agentes montados.

Un periodista de la AFP constató que un desconocido que pasaba en auto cerca de la protesta lanzó un tiro al aire instando a los manifestantes a dispersarse. Entonces se produjo un momento de tensión, ya que la policía creyó en un principio que el tiro procedía de los manifestantes, según relató el cámara de la AFP.

Tras no lograr acceder a los alrededores del Maracaná, disuadidos por los gases lacrimógenos y pimienta lanzados por la policía, los manifestantes tomaron otra avenida del barrio cercano de Vila Isabel, donde atacaron tres agencias bancarias, según el sitio web G1 de Globo.

El efecto de los gases alcanzó a algunos aficionados que se dirigían al partido, que se cubrían el rostro a las puertas del Maracaná por la llegada a través del aire del efecto de los gases, según constató un periodista de la AFP.

Por su parte, el diario O Estado de Sao Paulo señaló que un fotógrafo de una agencia local resultó herido leve.

Horas antes, en Porto Alegre, varios manifestantes también protestaron contra el Mundial, con motivo del partido Francia-Honduras (3-1). En esta ocasión no hubo enfrentamientos con la policía, que mantuvo la protesta a una gran distancia del estadio Beira Rio.

Al mediodía en Brasilia, durante el encuentro Suiza-Ecuador (2-1), alrededor de 300 manifestantes se reunieron en la estación de autobuses, que se encuentra cerca del estadio nacional Mané Garrincha, para protestar contra el gasto público que ha supuesto el Mundial a los contribuyentes brasileños (unos 11.000 millones de dólares).

Al son de pitos y tambores, los manifestantes gritaban: “Renuncio a la Copa, quiero más dinero para la salud y la educación“. Más tarde, la concentración se dispersó sin altercados.

Estas pequeñas manifestaciones, generalmente convocadas por una facción de la extrema-izquierda y por grupos anarquistas de este país de más de 200 millones de habitantes, no tienen comparación con las grandes protestas de jóvenes de las clases medias que salieron a la calle y sacudieron al gigante emergente de Sudamérica en junio de 2013, durante la Copa Confederaciones.

Tasso Marcelo | AFP

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