Un canadiense de 84 años enfermo de Alzheimer, que llevaba tres semanas en un centro de detención del aeropuerto londinense de Heathrow, murió esposado, denunció el jueves un informe de inspección de prisiones.

Es uno de esos “casos chocantes en el que se perdió toda humanidad”, lamentó el servicio de inspección general de la administración penitenciaria (HMIP) en el informe que redactó tras una visita, en agosto, al centro de detención de Harmondsworth, cerca del aeropuerto.

Los médicos habían avisado que el estado de salud de este canadiense no permitía que fuera detenido ni expulsado, pero no fue liberado y su caso no fue remitido a los servicios sociales.

El anciano murió en el hospital tras pasar tres semanas en el centro de detención y cuando llevaba esposado cinco horas, asegura el informe.

El centro está gestionado por la empresa privada GEO, que se defendió argumentando que los “detenidos no son sistemáticamente esposados”. Mientras la justicia británica abrió una investigación.

El secretario de Estado de Inmigración, Mark Harper, consideró que el uso de esposas “en un caso semejante parece completamente injustificado y no debe repetirse”.

“Está claro que la gestión de la empresa a cargo de Harmondsworth no responde a las normas establecidas”, añadió, asegurando que “vigilarán de cerca” el centro.

El informe menciona otros casos, como el de una persona en silla de ruedas que fue esposada en el trayecto al hospital sin que hubiese motivo y el de un hombre al que tuvieron esposado mientras se le practicaba una angioplastia en el hospital y estaba sedado.

Además, cita el caso de once personas que llevan más de un año en el centro -una dos años y medio- pese a que han renunciado a entrar en el Reino Unido y quieren volver a sus países.

Más de 100 detenidos hicieron huelgas de hambre en los seis meses que precedieron la inspección, constata el informe.