Inhumanas condiciones son las que albergan a pacientes en la urgencia del Hospital Regional de Concepción. Un testimonio más, entre cientos de personas que dan cuenta del deprimente, peligroso y enfermo sistema en el establecimiento de salud más grande de Chile.

La cara de preocupación de Ana María Vásquez al llegar a Radio Bío Bío era evidente. No podía creer lo que estaba viviendo desde hace días en la urgencia del Hospital Regional de Concepción.

El viernes pasado su marido sufrió un derrame cerebral y lo llevaron de urgencia, primero al Sanatorio Alemán, donde tras la estabilización de rigor, le explicaron que le correspondía hacer uso de la garantía GES y como era Fonasa – relata la mujer – lo derivaron al Hospital Guillermo Grant Benavente.

Ella confió. Sabe que en este establecimiento están los mejores profesionales.

El lunes de esta semana, a las 23:30 llegaban, en ambulancia, a la urgencia, donde un médico corroboró el diagnóstico y señaló que había que operar…pero no había pabellón, ni camas, y tampoco medicamentos. Por suerte, alcanzó camilla.

Dos días en que Ana María estuvo al lado de su esposo enfermo… a la espera. Al fin pudo encontrar a una funcionaria a la que preguntó cuándo iban a subirlo, sin embargo, la respuesta fue que no se hiciera muchas ilusiones, había otras personas esperando hace 3 días.

Una señora de Arauco tuvo que devolverse, después de horas a su casa y una jovencita, con apendicitis, se retorcía de dolor sentada en una silla, sosteniendo el suero.

Los funcionarios se comportaron bien, insiste Ana María. A lo menos se preocuparon por llevar una almohada si se requería. Y más, en estas condiciones, no se puede hacer.

¿Y las autoridades? Se preguntó esta mujer. Su respuesta fue que desconocen este Chile, porque de otra manera no se lo explica.

Lo diremos hasta el cansancio, esto no es normal, el terremoto de hace 4 años ya no es excusa. Estas condiciones del Hospital Regional son inhumanas.

Ana María Vásquez sentenció que no volverá al sistema público. Hoy se supone que iba a ser intervenido su marido, después de mucho hacer, de suplicar.

Si todo sale bien, cosa que nunca se sabe, estará mañana en casa, pero no guardó silencio, pues hay muchos que quedaron y que quedarán por horas, días, meses, en estas condiciones.

Y lo diremos, hasta el cansancio.