El rotavirus es una enfermedad viral muy típica durante el invierno. Ésta infecta las células del intestino delgado, encargadas de la absorción de los nutrientes y debido a la infección se desencadenan vómitos durante las primeras horas y diarrea aguda que puede provocar incluso, deshidratación.

Esta es una enfermedad característica de los más pequeños de la casa, debido a que su contagio es a través del contacto con otros niños con diarrea, ya sea de forma directa o en salas cuna, jardines infantiles o en la misma familia.

Además, entre un 30% y un 50% de los afectados pueden presentar síntomas de carácter respiratorio como secreción nasal.

¿Cómo actúa el virus?

Cuando el niño ya se ha contagiado, hay un período de incubación de 1 a 3 días. En este período el virus actúa en el intestino provocando la inflamación de la mucosa que lo recubre. Los vómitos son acompañados de fiebre alta y decaimiento, dando paso a intensa diarrea y vómitos. La principal consecuencia es la deshidratación debido a la pérdida de sales y líquidos.

Para distinguir si el pequeño está deshidratado, hay que poner atención a los siguientes síntomas:

- Ausencia de orina por más de 6 horas
- Ausencia de lágrimas
- Sequedad en la lengua
- Piel con pliegues muy laxos

Debido a que es una enfermedad de carácter viral, la base del tratamiento es la hidratación mediante sales de rehidratación acompañado, en algunos casos con medicamentos que inhiben la diarrea y los vómitos.

Efectos secundarios

La diarrea provocada por el rotavirus produce un aumento en los movimientos intestinales y pérdida de fluidos esenciales, los que afectan el funcionamiento de la flora intestinal que en correcto funcionamiento, ayuda a estabilizar el pH o el grado de acidez del intestino, estimula los movimientos de éste y protege la mucosa intestinal que en este caso se ha visto afectada por el virus.

Los probióticos son bacterias buenas que colonizan el intestino, provocando efectos beneficiosos para la salud, permitiendo que el intestino recupere sus funciones de absorción, la actividad para fortalecer el sistema inmune y sus mecanismos de protección. Es ahí donde se concentra cerca del 70% de la inmunidad, por lo que mantener un equilibrio de la flora intestinal es fundamental.

En este escenario, es que los probióticos, específicamente Saccharomyces boulardii, se convierten en una alternativa para contrarrestar la diarrea causada por el virus, ya que diversos estudios científicos, comprueban que los probióticos reducen significativamente el riesgo de que la gastroenteritis se prolongue más allá de tres días, efecto que se hace más evidente en lactantes y niños pequeños afectados por rotavirus, además de reducir las posibilidades de contagio 2.

En Chile, existe bajo el nombre de Perenteryl, el cual es distribuido por Laboratorio Merck, líder en probióticos. Perenteryl actúa directamente sobre las causas de la alteración de los mecanismos de absorción y resorción de agua y, consecuentemente, detiene la diarrea, además de restaurar el equilibrio de la flora intestinal.

Perenteyl estimula los mecanismos inmunitarios de la mucosa intestinal; favorece la síntesis del complejo B y, a diferencia de los inhibidores de la motilidad, no bloquea la eliminación de toxinas y agentes infecciosos. Favorece el desarrollo de la flora intestinal normal sin crear cepas nocivas que son antibiótico- resistentes.

Se puede encontrar en las principales farmacias del país en su presentación en sobre con sabor a tutti frutti para niños y cápsulas para adultos. Cada sobre o cápsula contiene Saccharomyces boulardii Liofilizado, el cual debe consumirse uno cada 12 horas.