Cansado de los constantes robos a su negocio, específicamente a las cajas de golosinas, un comerciante de Colorado, Estados Unidos, decidió instalar una cámara de seguridad en el lugar. Esto, sin imaginarse la gran impresión que se llevaría al saber quién era el ladrón de los dulces.

Al revisar las primeras cintas, el dueño de la tienda se llevó una gran sorpresa, tras darse cuenta que el ladrón de sus productos azucarados no era nada más ni nada menos que un oso.

Cada mañana, el “ladrón” dejaba como rastro de su presencia los envoltorios de los productos que se comía, escogidos con pinzas, ya que tenía algunos dulces preferidos.

Pese a su gran tamaño, el animal no provocó destrozos en el local.

http://www.youtube.com/watch?v=VF5eJw7cGq0