¿De dónde salió tanta devoción por una estatuilla de 33 cm y 3,85 kg de un hombre calvo, fornido y embadurnado en oro? Si bien la mayoría de los actores aseguran que no trabajan pensando en el Oscar, a la hora de la verdad veneran a este hombrecito de 82 años.

“La verdad, lo que más me importa de los Oscar es que son un agradable honor que viene de gente con la que trabajas en cada categoría”, dijo George Clooney a principios de febrero, quien compite como mejor actor por “The Descendants” y como mejor guión adaptado por “The Ides of March”.

Es la misma sensación de agasajo a la que se refirió el sueco Max von Sydow, nominado como mejor actor de reparto por “Extremely Loud and Incredibly Close”: “¿La nominación? Es maravillosa. Me conmueve, porque ¿quiénes son los que nominan? Los colegas. Y ellos obviamente saben algo sobre tu arte”.

“¡Soy una nominadaaa!”, canturreó Octavia Spencer subiendo el agudo al final de la frase, por su postulación como mejor actriz de reparto gracias a “The Help”. “Sea lo que sea que pase, siempre voy a cantar ¡soy una nominadaaa!”.

Aunque el Goya español, el Oso de Berlín o el César francés tienen un enorme significado para los cineastas y la comunidad del cine independiente, desde hace décadas el Oscar se vende a millones de televidentes del mundo como símbolo de la ostentación de Hollywood.

El misterio del origen de su nombre, tan común como raro para un premio, es una de las leyendas que vende para atraer la atención de los seguidores de estos galardones.

La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas creó el Oscar en 1927 para promover sus películas y honrar el desempeño de actores, actrices, directores y otros artífices del cine.

En su origen la Academia contaba con 36 miembros y hoy suman más de 5.800.

El director de arte del estudio Metro-Goldwyn-Mayer, Cedric Gibbons, fue elegido para diseñar la estatuilla: un caballero desnudo y corpulento, con sus brazos cruzados sujetando una espada y parado sobre un rollo de película.

La primera ceremonia -una cena simple y corta- se efectuó el 16 de mayo de 1929 en el Hotel Roosevelt de Hollywood, a unos pocos metros de donde actualmente se entregan los Oscar, el teatro Kodak, que por cierto dejó de llamarse Kodak este año tras la quiebra del gigante fotográfico y está ahora en un limbo sin nombre.

Las primeras estatuillas eran de bronce, pero durante la Segunda Guerra Mundial -debido a la escasez de metales- los trofeos comenzaron a hacerse de yeso, que luego fueron suplantados por las actuales figuras bañadas en oro y plata.

Una leyenda indica que la encargada de la biblioteca de la Academia y luego directora ejecutiva Margaret Herrick le veía un gran parecido a su tío Oscar. Luego, su personal comenzó a referirse a la estatuilla como Oscar.

Un editorialista especializado en Hollywood, Sidney Skolsky, utilizó el nombre en una columna de 1934 al referirse al premio a mejor actriz recibido por Katharine Hepburn y la Academia empezó a usar el “apodo” en 1939.

La primera ceremonia duró 15 minutos y se repartieron 15 estatuillas. Hoy en día es una transmisión de más de tres horas dirigida a unos mil millones de telespectadores en el mundo.

La ceremonia comienza a las 17:00 locales (22:00 horas en Chile), con la fantasía cinéfila “Hugo”, de Martin Scorsese, y el filme francés mudo “The Artist” como favoritas, con 11 y 10 nominaciones, respectivamente.