Siendo las 00:00 horas de este martes se cumplieron los primeros siete días de la huelga legal que llevan adelante 680 trabajadores de Express de Santiago Uno, en busca de mejoras en el ámbito laboral y salarial, negociación con la empresa que no ha prosperado.

En el detalle, los chóferes del troncal 400 del Transantiago buscan regularizar los horarios y condiciones de trabajo, junto con un aumento en el salario, pasando de 400 mil a unos 800 mil pesos.

En esta primera semana han habido diversos tipos de manifestaciones, desde pancartas y cánticos pacíficos, a buses apedreados, dos de ellos quemados e, incluso, la interrupción del servicio del Metro el pasado viernes.

Han sido dos las querellas invocando la ley de Seguridad del Estado que ha presentado la Intendencia Metropolitana por estos actos, y la mañana de ayer lunes 12 buses de Express se vieron afectados con acciones de bloqueo, el pinchazo de sus neumáticos o el rayado de sus ventanas delanteras.

La acción se generó en avenida Pajaritos, muy cerca del paradero cinco de esta arteria en Estación Central, donde se encuentra uno de los depósitos en huelga.

Así lo relataron los propios afectados.

Luego que fracasara el pasado viernes una nueva reunión entre las partes involucradas, los dirigentes anunciaron una radicalización de sus acciones. El vocero de los trabajadores, Manuel Aguilar, sostuvo una reunión al interior de la casa central de la Universidad de Chile para unir posiciones.

Mientras que la vocera de la Confech, Marta Matamala, compartió la postura de los trabajadores del Transantiago y de la necesidad de apoyarse mutuamente por un bien común, las demandas sociales.

Ha pasado una semana y no hay acercamientos entre la empresa Express y los trabajadores movilizados. Ambas partes se acusan mutuamente de no buscar el diálogo. En el caso de la empresa por los constantes ataques que sufren sus máquinas y de los dirigentes por las, a su juicio, mediocres ofertas de reajuste que se ponen sobre la mesa, lejos de sus aspiraciones.