Una tiktoker acuñó el término "síndrome de la chica afortunada" para referirse a quienes manifiestan diariamente sus objetivos y logran que el mundo traiga cosas positivas a sus vidas, pero, ¿qué pasa cuándo esas manifestaciones son imposibles y esos objetivos no se logran?

Cada día vemos más videos de jóvenes que a través de TikTok enseñan cómo ser una “chica afortunada” con el objetivo de que, a través de manifestaciones, puedan lograr sus objetivos.

Claro que la mayoría de los videos que proliferan por redes cómo TikTok se limitan a mostrarte diferentes formas de “manifestar” o “afirmar” al mundo lo que quieres.

Tal como recogía BioBioChile, puedes llevar un diario inspirado en la “Manifestación 3,6,9”, donde debes escribir tu deseo tres veces en la mañana, seis a la mitad del día y nueve en la noche.

No importa la forma, el objetivo siempre será escribirlo o publicarlo en forma presente, como si ya hubieran ocurrido.

Sin embargo, expertos advierten sobre lo tóxico que puede transformarse este comportamiento, específicamente porque lleva a que las personas tengan una fe delirante en la suerte, además de una positividad extrema.

A esto le denominan el “síndrome de la chica afortunada”, un término acuñado por la TikToker Laura Galebe, para el que Psychology Today ya planteó tres formas en el que puede estar dañándote. Te los describimos aquí:

Chica manifestando sus metas
Andrea Piacquadio | Pexels

¿Las ambiciones son realistas en una “chica afortunada”?

“El universo siempre está conspirando a mi favor” es una de las típicas manifestaciones que repiten una y otra vez a través de TikTok quienes viven el síndrome de la chica afortunada.

Una frase que siempre está en torno a los objetivos que se plantearon, un nuevo trabajo, un nuevo auto, viajes, una nueva pareja, etc.; sin embargo, pocas veces ponen atención a qué están manifestando y qué tan accesible es esa meta.

Según un estudio publicado en Social Science Quarterly, las personas de 16 años que tenían ambiciones desalineadas de su realidad, es decir, sobreestiman o subestimaron el nivel educacional requerido para sus futuras ocupaciones, vivieron un mayor periodo de desempleo, menor nivel educativo y salarios negativos a futuro.

Por eso, recomiendan que las personas fijen objetivos que realmente sean significativos a futuro; en palabras simples, lo que realmente te produce alegría.

“Cuando introduce este cambio de mentalidad, automáticamente se capacita para perseguir el éxito de una forma que sea significativa y satisfactoria, fomentando un sentido de propósito y bienestar a lo largo del camino”, consigna Yahoo! Finance.

Chica escribiendo sus manifestaciones
Sam Lion | Pexels

¿Sólo visualizar la meta?

En la película Comer, rezar, amar, Julia Roberts interpreta a Elizabeth Gilbert, quien en una escena llega a Italia y cuenta un chiste italiano sobre un hombre que va a rezar a un santo todos los días.

Cuenta: “Querido Santo, por favor, por favor, por favor, déjame ganar la lotería. Al final, la estatua desesperada cobra vida, baja la mirada y le dice al hombre: Hijo mío, por favor, por favor, por favor compra un billete”.

Este fragmento de la película logra captar claramente lo que significa accionar la meta o actuar para que se cumpla.

Si eres como el hombre que le reza a un santo que quiere ganar la lotería, pero no compra un billete, es imposible que lo logre, por lo que no solo debes visualizar, debes accionar tu meta.

El síndrome de la chica afortunada
Oleksandr Pidvalny | Pexels

El objetivo es ser proactivos con la meta que tenemos en mente y no solo visualizarlo, sino que realizar acciones que sean potenciales para alcanzar el objetivo.

Siempre es positivo plantear un plan de acción, pero así como tienen objetivos, también hay tareas que cumplir y eso es uno de los puntos en los que falla el síndrome de la chica afortunada.

La fe en la suerte y la positividad tóxica pueden llevarte a olvidar el punto más importante: accionar para llegar a la meta.

Fracasar es posible, chica afortunada

Bajo la mentalidad del “síndrome de la chica afortunada”, escribir 55 veces al día tu manifestación de logro en la vida, constantemente y de forma perfecta, debería hacer que el universo te entregue lo que estás pidiendo, aunque demore.

Sin embargo, tomar eso al pie de la letra es profundamente dañino, por un concepto en particular: el fracaso.

Según destaca Psycology Today, tornan fracaso como una experiencia negativa, cuando no debería ser así.

“El fracaso puede doler bastante, pero también puede enriquecerte. Aceptar el fracaso te libera del miedo paralizante del juicio y la crítica, y deja espacio para el crecimiento, la resiliencia y la libertad de explorar nuevas vías sin miedo al juicio”, apunta.

Jennifer Cornejo, psicóloga de la Clínica Santa María, afirmó a La Tercera que cuando las chicas afortunadas fracasan, sienten que es su culpa.

“Se ha visto la frustración que causa el desear infinitamente algo que no ocurre, porque ‘no lo deseé lo suficiente’ o ‘no lo decreté con tanta fuerza’. Entonces, las personas pasan a sentirse culpables de situaciones que no podrían haber cambiado por mucho que lo desearan”, mencionó la profesional.

En conclusión, si quieres manifestar en tu vida, pon ojo con lo que estás haciendo para que tus metas realmente ocurran y no seas como el señor del chiste italiano: si quieres ganar la lotería, compra un boleto antes de pedirlo.