En 2012 comenzó todo. Un papiro milenario, publicado en esa fecha por académicas estadounidenses, puso en jaque todo lo enseñado por el cristianismo por cientos de años. “Jesús les dijo: ‘mi esposa’…”, dice en idioma copto. Esa frase bastó para que comenzara una gran investigación.

El escrito, para algunos expertos, sugería que Jesús de Nazaret, el líder del cristianismo, que según la Sagrada Biblia es hijo de Dios y murió crucificado para salvar al mundo de los pecados, tuvo una esposa.

Fueron Karen Leigh King y su colega AnneMarie Luijendijk, de la Escuela de Divinidad de la Universidad de Harvard, quienes dieron a conocer el descubrimiento un 18 de septiembre de 2012, dos milenios después de la existencia de Cristo. Lo llamaron Evangelio de la esposa de Jesús.

Jesús, nacido en Nazaret, genera discordancia entre las religiones. Mientras que para el cristianismo tiene naturaleza divina, otros credos lo consideran sólo un ser mortal, ya sea un maestro, un profeta o un “iluminado”.

Lo que se sabe de su vida proviene de los evangelios plasmados en las Escrituras, principalmente de los de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, aunque también existen otros conocidos como “apócrifos”, que fueron apartados del libro.

Lo que decía y la “respuesta” de la Iglesia

El papiro está escrito en lengua copta, la última utilizada por el Antiguo Egipto. En él, el autor narra cómo Jesús de Nazaret se refiere a si una discípulo mujer -posiblemente María Magdalena- sería digna de serlo, según registró el portal de la BBC.

El medio añade que el texto relata cómo los discípulos debaten sobre esta discípulo y su “virtuosidad”. “Jesús, les dijo ‘mi esposa’ (…) Ella puede ser muy discípula”, consigna el escrito.

La idea causó impacto. Más aún cuando Dan Brown había publicado hace menos de 10 años su novela best seller El Código Da Vinci, que suponía la existencia de una “compañera” de Cristo e incluso descendencia del líder religioso.

El Vaticano, centro administrativo de la Iglesia Católica Apostólica Romana que hasta 2015 congregó a 1.285 millones de bautizados -casi un 18% de la población mundial-, no tardó en responder. Gian Maria Vian, editor del diario dependiente del Estado L’Osservatore Romano, escribió en una editorial que el papiro “en cualquier caso, es una falsificación”.

El teólogo y profesor de la Universidad de Durham, con diversos estudios sobre el Nuevo Testamento, argumentó en la misma línea que la Iglesia. “Es bastante improbable que sea auténtico”, dijo a Reuters, añadiendo que podría tratarse de un escrito falsificado durante el siglo XX o en el comienzo del XXI.

Por otro lado, en 2014, el sacerdote jesuita y director de la revista Mensaje, fundada por el padre Alberto Hurtado, Antonio Delfau, aseguró que el documento tenía poco “valor histórico”.

“Que exista este manuscrito del siglo V donde aparezca un posible matrimonio de Jesús a mí me parece que tiene poco valor real histórico, pero no por defenderme de forma nerviosa respecto a la posibilidad de que éste hubiese sido casado”, dijo.

Los estudios

Dos años después de la revelación, estudios de las Universidades de Columbia y Harvard, además del Massachusetts Institute of Technology, concluyeron que el papiro no era una falsificación reciente, sino que databa de entre los siglos VI y IX, consigna la BBC.

“Todos estos análisis y el contexto histórico indican que es prácticamente seguro que este papiro es producto de los cristianos antiguos y no un falso de hoy”, concluyó el estudio en la revista teológica de Harvard en 2014.

Estos análisis, según informó el medio, incluyeron pruebas de carbono y un estudio espectroscópico de la tinta, además de caligrafía y gramática.

El egiptólogo de la Universidad de Brown, Leo Depuyd, tuvo una visión distinta. Acusó errores gramaticales y que la datación respondía sólo a una asimilación a papel y tinta antigua. Esto último, afirmó, es fácil de reproducir con cera de vela y aceite.

El reportaje

Un reportaje publicado por The Atlantic mostró algunas pistas sobre la procedencia del papiro, algo en lo que los expertos aún no habían indagado.

“Cuando comencé a cavar, sin embargo, descubrí más de lo que esperaba: un laberinto de secretos y mentiras que abarcaba desde los distritos industriales de Berlín hasta la escena de los swingers del suroeste de Florida, y desde los pasillos de Harvard y el Vaticano hasta la sede de Alemania Oriental”, escribió el autor del reportaje, Ariel Sabar.

Y efectivamente, el comunicador se encontró con toda una historia de engaño. El papiro provenía de un hombre anónimo -más tarde revelaría su nombre- que lo había adquirido junto a otros documentos, a través de una compra en noviembre de 1999.

Su antiguo propietario sería Hans-Ulrich Laukamp, quien los habría obtenido en 1963, en la Alemania Oriental.

Con los seis papiros venían copias de cartas. Una de ellas fue de 1982, supuestamente escrita por Laukamp, en la que se advertía que el escrito podría ser una parte extraviada del Evangelio de Juan.

No obstante, sus familiares admitieron que el hombre tenía la escolaridad mínima en Alemania, por lo que “se echaron a reír” y desmintieron que pudiera haber pensado en que estaba frente a tal descubrimiento.

En otro documento, en manuscrito y sin firma ni fecha, el desconocido señalaba que se trataría de “el único ejemplo de un texto en el que Jesús usa el discurso directo con referencia a tener una esposa”.

Todos quienes tenían relación con el papiro habían fallecido, excepto una persona: Walter Fritz. Se trata de un hombre oriundo de Florida, Estados Unidos, que se dedicaba a la industria automotriz y había cursado estudios en Egiptología en la Universidad Libre de Berlín.

En un correo electrónico, reconoció que “Yo, Walter Fritz, certifico que soy el único propietario de un fragmento de papiro (…) que fue llamado Evangelio de la esposa de Jesús“.

Fritz, que habría obtenido los papiros de Laukamp, sospechosamente, el mismo año que King dio a conocer su descubrimiento inscribió en la web el dominio gospelofjesuswife.com.

Walter Fritz tiene un historial que lo desacredita. Estudió y abandonó rápidamente Egiptología en la Universidad Libre de Berlín, con lo que obtuvo conocimientos sobre lengua copta. Aunque no reconoció haber falsificado, todo apunta a que lo hizo.

La promesa de Fritz

En la última reunión del periodista con Fritz, luego de haber recabado todos los antecedentes anteriores, el hombre realizó una extraña proposición. Le pidió escribir un libro sobre “la historia de María Magdalena” y cómo la Iglesia suprimió el “elemento femenino”.

“Haría todo el trabajo por ti, y no querría nada a cambio”, le dijo. “La gente quiere algo que pueda llevar a la cama. Los hechos solos, realmente no importan. Lo que importa es el entretenimiento”, añadió.

Sabar pensó rápidamente en Dan Brown y su éxito, El Código Da Vinci.

Fritz, que quería tener un bajo perfil en el proyecto, le prometió vender “un millón de copias en el primer mes” y que el trabajo en conjunto “realmente podría hacer una gran diferencia. El costo: ‘inventar muchas cosas"”.

La respuesta del periodista vino de inmediato. “Relato hechos, no ficción”, le dijo. Y cuando se iba, lo notó. Era la misma metodología que usó con la doctora King. “Sabía lo suficiente acerca de sus tratos con King y Laukamp para reconocer todos los signos: la solicitud de secreto, la moderación estratégica, el uso de otras personas para sus propios fines enigmáticos”, escribió el comunicador.

“Me había prometido fama y fortuna. Todo lo que tenía que hacer era bajar la guardia y confiar en él con todos los detalles importantes”, sentenció.

La respuesta de King

Tras la investigación, la doctora de la Universidad de Harvard sostuvo que “si me preguntan hoy hacia qué dirección me inclino más -hacia un texto antiguo o una falsificación moderna – sobre la base de esta nueva evidencia, me inclino hacia la falsificación moderna”.