La "Ley del Espejo" es una gran herramienta que te permitirá autoconocerte y sanar tu relación con otras personas, mediante el poder de la observación y el "reflejo" que el mundo exterior hace de tu vida interna.

¿Te ha pasado alguna vez que ciertos comportamientos o valores de otras personas “chocan” absolutamente contigo, provocándote irritación?

Éste y otros procesos de nuestras relaciones con terceras personas son, precisamente, lo que analiza la llamada “Ley del Espejo”, la cual es considerada una de las mejores herramientas de autoconocimiento y sanación.

Tal como su nombre lo indica, esta ley nos muestra lados de nosotros mismos que muchas veces desconocemos y que deberíamos tener en consideración, sobre todo, si anhelamos ser mejores día a día y vivir en mayor plenitud.

A continuación, te mostramos los orígenes de esta ley y cómo poder aplicarla en tu vida, con el objetivo de alcanzar un bienestar antes impensado.

Estos son los orígenes de la ley del espejo y cómoaplicarla en tu vida
Sasha Kim | Pexels

La “Ley del Espejo”

La llamada “Ley del Espejo”, acuñada hace unos años por el experto japonés en coaching y asesoramiento psicológico Yoshinori Noguchi, postula que nuestra percepción del mundo y de las relaciones humanas son un reflejo de nuestro mundo interior.

Lo anterior, significa que las circunstancias externas de nuestra vida como, por ejemplo, una mala relación con un familiar o un trabajo que no nos satisface, resaltan cómo estamos interiormente (creencias limitantes, maneras de pensar, entre otras).

En definitiva, lo que postula el experto es que “todos los cambios que queramos llevar a cabo con lo que se refleja en el mundo exterior deben suceder primero de manera interna. La causa de lo que te ocurre fuera eres tú mismo, la ley del espejo te invita a dejar de lado el victimismo y tomar acción en la vida, cambiándote tú primero”, declaró la coach profesional Celia de la Hoz en su página web.

Esta ley es especialmente valiosa para sanar relaciones con personas externas, siendo capaces de ver como nosotros mismos somos la causa de ese deterioro o enfrentamiento.

Esta ley es especialmente valiosa para sanar relaciones con personas externas
Anna Shvets | Pexels

¿Cómo funciona esta ley?

De acuerdo a de la Hoz, esta ley es esencialmente una herramienta de autoconocimiento a través de la observación y relación con el mundo exterior.

Según Noguchi, existen cuatro mecanismos en que esta ley funciona para entender de qué manera lo externo está afectando nuestro yo interior.

1. La similitud:

Esta sugiere que reaccionamos de manera abrupta cuando observamos ciertos rasgos negativos en otras personas que nosotros mismos poseemos.

En efecto, estas personas vienen a “reflejar” un lado de nosotros mismos que nos resulta oscuro o poco agradable. Ante ello, nuestro inconsciente reacciona rechazando un acto o a una persona en particular como mecanismo de defensa personal. No obstante, esta similitud es una gran oportunidad para ver aquellas cosas que consideramos defectos, aceptarlos y poder transformarlos.

Ejemplo: “Un ejemplo de similitud podría ser enfadarse o sentirse incómodo si alguien toma el liderazgo en una situación, decidiendo en tu nombre cuando normalmente estás acostumbrado a hacerlo tú. Es posible que te veas diciendo ‘es un mandón’, ‘siempre quiere hacerlo todo él’ y en realidad no es más que un reflejo de algo similar a lo que haces normalmente, pudiendo haber recibido este tipo de ‘críticas’ en el pasado”, declaró de la Hoz.

2. La oposición:

Este mecanismo funciona de forma opuesta al anterior. Ocurre cuando nos enfadamos ante situaciones o personas que actúan en contra de nuestras características o valores más arraigados, principalmente aquellos que se relacionan con nuestra identidad (ser educado, tolerante, honesto, generoso, etc.).

Esto sucede como un refuerzo inconsciente de nuestra propia identidad, una manera en que nos recordamos quiénes somos y como no queremos ser.

Ejemplo: cuando tenemos “muy arraigada la identidad de ser educado y amable, ante esta situación si decido ir a una oficina para solucionar problemas burocráticos y la persona que me atiende contesta de malas formas, me dice que le molesto, me ignora, etc., me hará de espejo de lo que yo no soy y no quiero ser, provocando normalmente enfado”, dijo la experta.

La Ley del Espejo tiene cuatro mecanismos
Jessica Ticozzelli | Pexels

3. Comportamiento con otros:

Existen determinadas circunstancias en que reaccionamos de forma desproporcionada con otras personas que nos reflejan cómo nos estamos comportando con terceros.

Por medio del enfado o sobrerreacción, nuestro inconsciente nos “protege” de recordar que no estamos actuando de la mejor manera posible con otras personas.

Ejemplo: “Un buen ejemplo de esto podría ser la infidelidad. Supongamos que estás casado y tienes una aventura con una tercera persona. Sin embargo, recientemente descubres que tu amante está conociendo a otra persona. En ese caso es muy probable que reacciones enfadándote o reprochando a la persona con la que tienes una aventura porque ‘refleja’ la infidelidad que tú mismo estás cometiendo con otra tercera persona con la que estás casado”, afirmó la coach.

4. La idealización:

Es el caso más común y consiste en “contaminar” con nuestras expectativas internas las relaciones con los demás. Ocurre cuando nos enfadamos o entristecemos por la forma en que un tercero se comporta con nosotros, volviéndose un espejo de nuestra decepción con que las cosas no hayan salido como hubiésemos querido.

La idealización nos permite darnos cuenta de cómo percibimos las relaciones con otros, basándonos en lo que queremos que sean en vez de aceptar como realmente son.

Ejemplo: “Un buen ejemplo de la idealización suele surgir en el contexto de pareja. Cuando conocemos a alguien e inmediatamente creemos que es ‘perfecto’ para nosotros, atribuyéndole características como que es detallista, cariñoso, con capacidad para escuchar y generoso. Sin embargo, en el primer momento en el que veamos un comportamiento egoísta, se olvide de cosas importantes y no escuche, tú mismo te decepcionarás porque la imagen mental que te habías construido mediante la ‘idealización’ no encaja con lo que estás experimentando“, afirmó de la Hoz.

La Ley del Espejo a veces muestra lo que no te gusta de ti mismo
Andrea Piacquadio | Pexels

¿Cómo sanar y perdonar los ‘espejos’ de nuestras vidas?

En base a lo señalado por el experto japonés, existen algunos ejercicios para transformar los espejos de nuestras vidas en enseñanzas enriquecedoras, que nos permitan sanar y resignificar nuestras relaciones con los demás.

Noguchi propone 8 pasos para lograr este cometido, los cuales te explicamos a continuación:

1. Sé consciente de aquello que no puedes perdonarles. Por ejemplo, “No puedo perdonar a mi padre su exigencia conmigo y hacerme ver que nunca soy suficiente en el trabajo”.

2. Enlista tus pensamientos negativos. Escribe absolutamente todos los aspectos negativos que consideras que tiene esa persona. Por ejemplo, “Mi padre es muy exigente, intransigente, controlador, crítico, etc”.

3. Identifica y entiende. Busca qué situaciones no has sido capaz de perdonar ni soltar. Por ejemplo, “No le perdono que no me reconociese nunca el trabajo dentro de su empresa”.

Luego analiza los motivos que pudieron llevarlo a eso: “No quería que me confiase, tal vez creía que era la mejor manera de que me siguiese esforzando y dando lo mejor de mí”.

Ahora aplica el espejo: ¿Qué refleja esta persona/este hecho de mí mismo? ¿Ocurrió por similitud, oposición, comportamientos con otros o idealización?. Por ejemplo, “Yo nunca reconozco el trabajo ajeno, ni siquiera el de mi padre” sería similitud y comportamiento con otros.

Una de las formas de sanar es perdonando al otro
Cottonbro | Pexels

4. Agradecimiento. Ahora, intenta identificar aquellas cosas por las que estás agradecido de esa persona. Por ejemplo, “Estoy agradecida de mi padre por darme la oportunidad de trabajar en su empresa y por algún día heredarla, por inculcarme el valor de esfuerzo”.

5. Perdona con palabras. Recuerda aquello que esta persona ha reflejado de ti mismo y perdonártelo a ti mismo y a él/ella. Por ejemplo, “Perdono a mi padre porque su exigencia y nunca ser suficiente me ha hecho ver que yo nunca reconozco el trabajo ajeno, ni siquiera el de mi padre”.

6. Pide perdón. Cuando hayas puesto en perspectiva lo anterior y perdones a esa persona, siendo consciente de lo que ha reflejado de ti, observa cómo te has comportado. Es posible que viendo su espejo quieras disculparte por el posible daño causado a esa misma persona. Por ejemplo, “Lo siento papá por no haber reconocido tu trabajo”.

7. Aprendizaje. Lo que está haciendo este ejercicio es, concretamente, tratando de enseñarte algo de ti mismo. Intenta ser consciente de lo que debes aprender, del tipo de “espejo” que supone en tu vida y cómo quieres resignificar esa relación. Por ejemplo, “Tenía que aprender que yo hago lo mismo que mi padre, que lo que menos me gusta de él es lo que menos me gusta de mí. ya que también lo hago con terceras personas”.

8. Perdona de verdad. Finalmente, el autor japonés reconoce que incluso habiendo seguido todos estos pasos, es posible que mantengas cierto rencor hacia esa persona. Ante ello, propone que te digas a ti mismo “Le perdono” todas las veces que sean necesarias hasta que lo sientas de verdad. Noguchi destaca que aunque esta ley actúe a través de otras personas, el perdón no deja de ser a uno mismo.

“La ‘Ley del Espejo’ es una brillante herramienta de autoconocimiento personal que te hará comprender cómo tu visión del mundo y tus relaciones cercanas no son más que un reflejo de ti mismo. A través de esta ley podrás perdonarte muchos aspectos personales de los que quizás no eras ni consciente y empezar a cambiar el sufrimiento por la paz interior“, concluyó de la Hoz.

Ketut Subiyanto | Pexels