El amor es un sentimiento complejo, lleno de vicisitudes. Si revisamos rápida y generalmente algunos de sus efectos, experimentar amor significa la liberación de hormonas relacionadas con el placer y la recompensa, lo que gatilla diversos efectos positivos a nivel fisiológico. A nivel social, el amor asegura la cohesión de los grupos humanos, la supervivencia, el sentido de pertenencia, el cuidado mutuo.

A nivel psicológico, el amor se conecta con nuestra identidad y autoestima, ya que al amar o ser amados generamos ideas en torno a nuestro entendimiento individual: quién somos, somos valiosos o suficientes, somos dignos de dar o recibir, entre otras ideas, y es aquí, en este proceso cognitivo entre lo que entiendo y percibo de mí mismo, que podemos encontrar diversas dificultades que nos pueden llevar a tener muy malas experiencias en las relaciones de pareja.

Hoy en día, la sociedad pone en un pedestal las relaciones de amor de pareja. La oda al sexo, la química, la relación chispeante que vemos en Instagram, que parece no conocer más problemas que el elegir el siguiente destino de vacaciones, inevitablemente hace cuestionarnos nuestra propia relación, o sobre todo, preguntarnos constantemente por qué no puedo acceder a una relación así.

Y es en esta continua exposición y consumo de información en torno a lo que es la pareja ideal que el humano, inevitablemente y como parte de sus mecanismos de adaptación al medio, se cuestiona y compara a sí mismo con el retrato que me muestran las redes sociales: “¿Por qué yo no?” “¿Por qué no puedo dar con una persona así?” “Nunca podría obtener eso” “No he tenido la suerte de conocer al amor de vida”.

Un análisis que probablemente toda persona se ha hecho antes o después en su vida es el qué necesito para tener una relación de pareja plena. Las ganas de amar y ser retribuido en la compañía de otro es inherente a nuestra especie, pero muchas veces el enfoque de este análisis está mal direccionado, ya que no contamos con las herramientas suficientes para poder desarrollar el autoconocimiento básico para tomar las decisiones adecuadas a nivel amoroso.

Entonces, ¿qué es lo que te lleva a entablar relaciones con personas que sólo terminan hiriéndote, o con relaciones que de algún u otro modo no logran prosperar?

– Primero, es altamente probable que desconozcas tus expectativas y necesidades a nivel emocional. No basta con saber cuáles son las características físicas o emocionales que me gustarían en una potencial pareja (cuerpo de tal forma, atento, risueña, tiene que llevarse bien con mi abuelita y si o si le tiene que gustar el gato. Tiene que ser tranquila, para que los domingos salgamos de trekking…), si no que: ¿has hecho realmente el análisis de cuál es tu estilo afectivo? ¿Cómo se ha generado y desarrollado tu historia de vida y por sobre todo tu infancia en torno al amor? ¿De qué modo y que acciones te generan a ti la sensación de estar siendo amado/a? ¿Cuál es la forma en la cual tu expresas tu amor?

A través del lenguaje, los seres humanos otorgamos el sentido a nuestra vida. Generamos constantemente explicaciones que le dan coherencia a nuestra experiencia. Nuestra historia de vida, los recuerdos, vivencias pasadas y actuales constituyen las nociones de quien somos. Estos pilares fundamentan a su vez nuestra relación con las demás personas, ya que predisponen lo que para nosotros puede ser o no valioso, lo que es adecuado o no, y entre esas nociones está el amor y el amor de pareja. Entonces, ¿cómo se constituyen estos pilares en mí? ¿De qué están hechos? ¿En qué momento se crearon? ¿Por qué son de esta forma y no otra?

No has desarrollado tu radar y detector de pasteles/as (como a mi me gusta llamarlo). O, dicho de otra forma, no has podido fortalecer aún tu habilidad social para hacer una lectura minuciosa de las cualidades y patrones en las personas. ¿Sientes que constantemente te decepcionan? ¿O tiendes a ilusionarte con facilidad, y no entiendes cómo es posible que alguien pueda ser tan cambiante en su forma de ser? ¿Te has hecho alguna vez la pregunta, “¿¡¡cómo no me di cuenta antes!!?”.

Es imperante que sepas leer asertivamente a los demás, no solo en su modo de relacionarse contigo si no que con el resto de las personas: en salidas de amigos, con tu propia familia, la suya, los colegas y hasta con el perro. Recopilar elementos e información de cómo se comporta, piensa y actúa en torno a los demás es información relevante, pues habla de cómo esa persona percibe, entiende y actúa en el medio en el cual está, y esta información pudiera predecir (no en todos los casos) como se comportará también contigo.

Pero el cómo se comporta con los demás es solo una arista más en lo que debes poner atención. Hablar de sus sueños, proyectos e intereses puede darte una idea de cómo esta persona coincide o no con tu proyecto de vida o con tus intenciones en este momento. Es muy relevante tener muy claro que es lo que deseas en un compañero o compañera. ¿Tienes ganas de una aventura emocionante de amor y pasión, pero nunca encuentras a alguien que quiera lo mismo, porque termina pidiéndote matrimonio? ¿O es que te gustaría formar una relación de compañerismo a toda prueba, pero sólo te enamoras de quien de ti no se enamora?

No sabes marcar límites. Es probable que en muchas ocasiones te hayas enfrentado a situaciones que te disgustan, molestan o entristecen cuando estás en una relación en pareja, y puede o no que hayas hecho alusión a ellas, pero se hayan continuado repitiendo en el tiempo, o las hayas dejado pasar. Cualquiera de las dos da cuenta de que no tienes la habilidad aún para marcar un límite claro, que sea respetado y honrado por la otra parte. Si tu estrategia de poner límites fuera efectiva, la otra persona sólo tiene dos alternativas: o trabaja activa y conscientemente por respetar tus necesidades, o, no es tu pareja.

Entonces, ¿qué ocurre? Las ideas en torno al miedo, fracaso, y pensamientos del estilo “no tengo madera para el amor, no sirvo para estar en pareja” van a proliferar y teñirán nuestro autoconcepto. La experiencia te está dando una señal más que clara que una vez más tus relaciones de amor no funcionan, porque te hieren. Entonces, el denominador común de todo esto debo ser yo, ¿verdad?

Déjame decirte que probablemente esta conclusión no es cierta. No es que no seas digno de ser amado/a, ni tampoco tiene nada que ver con que no seas suficiente. Lo que ocurre es que no has hecho un trabajo profundo de análisis y reflexión en torno a tu propia individualidad. Tú eres un ser único que entiende y percibe su realidad de una manera absolutamente particular.

Y es crucial que logres reconocer muy bien como estos procesos cognitivos ocurren en ti, a modo de descifrar muy bien cuáles son tus necesidades. Teniendo claro el mapa de ruta, la meta es sencilla. Sabrás muy bien por dónde ir y por dónde no, y es probable que comiences a tener experiencias de amor muy plenas y enriquecedoras, porque sabrás detectar a tiempo señales, estilos y patrones que van o no contigo. Seguro que te ahorrarás muchas lágrimas.

Así que ya sabes. Si lo que deseas es construir relaciones de pareja valiosas, satisfactorias y plenas, que te otorguen bienestar y goce, ponle ojo a estos tres elementos. Una gran herramienta para poder sobrellevar las dificultades puede sanearse a partir de trabajar en tu autoconocimiento y el desarrollo de habilidades y estrategias efectivas. ¿Te imaginas cómo cambiará esto tu vida?

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